viernes, 26 de febrero de 2010

El Diccionario del Diablo



Periodista y escritor, Ambrose Bierce (foto), nacido en Estados Unidos en 1842 y desaparecido en México, es recordado por su mordacidad e ironía. Hijo de un padre que se suicidó cuando tenía 5 años y abandonado luego por la madre junto con sus ocho hermanos, desempeñó los más diversos trabajos, peleó en la guerra civil de su país, deambuló por diferentes diarios y revistas y escribió cuentos y relatos en los que destiló su misantropía y críticas corrosivas contra la corrupción en la política estadounidense.
Aunque tiene relatos que llevaron a considerarlo como un heredero de Edgar Allan Poe y Herman Melville, su Diccionario del Diablo es quizás la obra más representativa de su estilo caústico que le valió el apodo de “El amargo Bierce” (Bitter Bierce). Definiciones como la de la fe ("Creencia sin pruebas en lo que alguien nos dice sin fundamento sobre cosas sin paralelo") o la de la autoestima ("Evaluación errónea") lo pintan de cuerpo entero.
Pero quizás lo que más define su vida y pensamiento fue la carta que dejó a sus familiares antes de partir hacia México, fechada en Washington el 1 de octubre de 1913, donde dice: “(…) Adiós — si oyes que he sido colocado contra un muro de piedra mexicano y me han fusilado hasta convertirme en harapos, por favor, entiende que yo pienso que esa es una manera muy buena de salir de esta vida. Supera a la ancianidad, a la enfermedad, o a la caída por las escaleras de la bodega. Ser un gringo en México — ¡ah, eso sí es eutanasia! (...)”.
En México, con sus 71 años, se unió en Ciudad Juárez al ejército de Pancho Villa como observador y llegó hasta Chihuahua, donde se desvanece su rastro. La última noticia cierta fue una carta que escribió a un amigo íntimo, fechada el 26 de diciembre de 1913. La Enciclopedia Británica dice que pudo haber muerto en el sitio de Ojinaga, en enero de 1914. Un documento de la época habla de la muerte de un “gringo viejo” en esa batalla. Pero, a ciencia cierta, nadie sabe qué pasó con él.

viernes, 19 de febrero de 2010

La nueva Gramática de la lengua española




Por Cristian Fallas, filólogo y colaborador de la Academia Costarricense de la Lengua en la revisión del texto analizado.


1. La Nueva gramática de la lengua española: su relación con otras obras académicas y algunas características generales

1.1. Tal vez las dos diferencias más notorias con respecto a otras obras académicas son su amplitud y la atención que se presta a Hispanoamérica. Por esta razón se incluyen ejemplos de muchos autores de diversas nacionalidades y también se incluyen muchísimas variantes de uso de todos estos países. Además, se definen esas variantes cuando se trata de palabras o locuciones.

1.2. En la Nueva gramática de la lengua española no se pone énfasis en las cuestiones normativas, sino en la descripción gramatical, lo cual se explica claramente en el prólogo (p. XLIII). El fin primordial de esta obra es mostrar cómo es y cómo funciona la lengua española, aunque también tienen cabida las recomendaciones de uso o los juicios normativos por ser una gramática académica.
[+/-]

1.3. Como se explica en la página XLV, en la Nueva gramática de la lengua española se incluyen muchas citas textuales para representar distintos usos o variantes y describirlos, pero los autores de las obras citadas no se proponen necesariamente como modelos dignos de imitación; por consiguiente, no siempre son representantes de una norma determinada.

1.4. A diferencia de la Nueva gramática de la lengua española, el Diccionario panhispánico de dudas y la Ortografía de la lengua española sí son obras concebidas con fines primordialmente normativos.

1.5. En la Nueva gramática de la lengua española, lógicamente, tampoco se pone énfasis en las cuestiones ortográficas; sin embargo, hay algunos casos en los que se añaden algunas notas de este tipo e incluso se da alguna regla ortográfica nueva, como se verá más adelante.

1.6. En la Nueva gramática de la lengua española no siempre se propone un solo análisis para los distintos fenómenos gramaticales. En los casos polémicos se incluyen las propuestas más generalizadas entre los especialistas. En otros casos se especifica cuál opción se elige para emplearla en el texto.

1.7. Aunque la Nueva gramática de la lengua española no es una obra histórica, se incluyen muchas explicaciones relacionadas con etimologías, por ejemplo, o también se citan autores, palabras, acepciones, etc., de otras épocas para mostrar algún uso que existió hace siglos.

1.8. La Nueva gramática de la lengua española se publicará en tres versiones. La versión amplia está dirigida a estudiosos de la lengua española.

2. Partes de la Nueva gramática de la lengua española

La obra se divide en tres partes: fonética, morfología y sintaxis, pero solamente se han publicado los tomos (dos) correspondientes a las dos últimas.
A continuación se mencionan algunos de los tantos temas de la obra que pueden ser relevantes o nuevos para muchos lectores, especialmente si se toman como base las otras gramáticas académicas. Los números que están entre paréntesis corresponden a los párrafos de la obra.
En el primer capítulo se explican muchos conceptos indispensables para comprender la obra. Se tratan las partes de la gramática y las unidades fundamentales del análisis gramatical (1.1a-1.13u).

2.1. Morfología
En esta parte solo se incluyen los aspectos relacionados con la formación de palabras (los atinentes a los morfemas), como el género, el número, la conjugación verbal y los afijos. También se detallan exhaustivamente los procedimientos para formar palabras, como la derivación, la prefijación y la composición.
Las clases de palabras o partes de la oración (sustantivo, adjetivo, preposición, etc.) son parte de la sintaxis.

2.1.1. Género y número
2.1.1.1. Se explica claramente lo que significa género no marcado y se aclara que no es necesario usar el desdoblamiento de género, como las niñas y los niños, siempre que el género no marcado sea suficientemente explícito para abarcar a los dos sexos: masculino y femenino (2.2a-2.2l).

2.1.1.2. Al igual que se hace en otros estudios gramaticales, en vez de referirse a los sustantivos de género común y sustantivos de género ambiguo, se habla de sustantivos comunes en cuanto al género y sustantivos ambiguos en cuanto al género (2.4).

2.1.1.3. Se ejemplifican muchos usos de sustantivos y locuciones nominales, entre los cuales están los siguientes: pitonisa (femenino de pitón), sacerdote (común en cuanto al género, pero también existe el femenino sacerdotisa), testigo (común en cuanto al género), azúcar (ambiguo en cuanto al género cuando se emplea en singular, pero masculino cuando se usa en plural: los azúcares), cabeza de familia (común en cuanto al género), modisto (masculino), modista (común en cuanto al género), autodidacta y políglota (comunes en cuanto al género) junto a autodidacto y polígloto (masculinos), poeta (común en cuanto al género), poetisa (forma femenina rechazada por las propias escritoras), jefe (común en cuanto al género) junto a jefa (femenino), cliente (común en cuanto al género) junto a clienta (femenino), presidente (común en cuanto al género) junto a presidenta (femenino), jurado (común en cuanto al género cuando significa ‘miembro de un jurado’), jueza (femenino usado en varias zonas, pero no en otras, como fiscala o médica), cabo (común en cuanto al género), soldado (común en cuanto al género), árbitra (femenino de árbitro), notaria (femenino de notario), matemática (femenino de matemático), física (femenino de físico), informática (femenino de informático), música (femenino de músico), política (femenino de político), química (femenino de químico), perita (femenino de perito), agravante (ambiguo en cuanto al género), interrogante (ambiguo en cuanto al género), armazón (ambiguo en cuanto al género), pelambre (ambiguo en cuanto al género), maratón (ambiguo en cuanto al género), sartén (ambiguo en cuanto al género) (2.3j, 2.4a, 2.4i, 2.5d, 2.5e, 2.5h, 2.5j, 2.5m, 2.6a, 2.6c, 2.6f, 2.6g, 2.8a, 2.8e, 2.8f, 2.8g, 2.8l).

2.1.1.4. Se recomienda evitar discordancias como taller automotriz a pesar de estar muy extendidas. Se recomienda, por tanto, emplear en su lugar las formas concordadas: taller automotor (2.3n).

2.1.1.5. Se recomienda evitar el uso de analfabeta como sustantivo común en cuanto al género: el analfabeta/la analfabeta (2.5d).

2.1.1.6. El uso femenino del sustantivo calor no pertenece al español estándar (2.8b).

2.1.1.7. El sustantivo miembro es epiceno, pero también puede emplearse como común en cuanto al género (el/la miembro). No se recomienda la forma miembra (2.9f).
2.1.1.8. Se admiten dos plurales para los sustantivos y adjetivos que acaban en -í: ají (ajíes, ajís), jabalí (jabalíes, jabalís), etc., aunque en la lengua culta se prefiere el morfema -es. Se emplea más la forma en -es en los gentilicios y nombres de etnias: marroquí (marroquíes), pero también se considera correcta la forma en -s: marroquís. Lo mismo ocurre con los acabados en -ú: bambú (bambúes, bambús), canesú (canesúes, canesús). Algunos sustantivos se usan casi siempre con -s, como ocurre con champús o menús (3.2e-3.2j).

2.1.1.9. Alternan las variantes metrópoli y metrópolis, efeméride y efemérides en singular (3.2r).

2.1.1.10. Se incluyen los plurales de las letras, entre las cuales se mencionan a (aes), e (es), i (íes), o (oes), u (úes), ka (kas), cu (cus), i griega (íes griegas), doble u (dobles úes) (3.2w-3.2x).

2.1.1.11. Las palabras pro y contra reciben normalmente los morfemas de plural cuando se emplean como sustantivos: los pros y los contras (3.2z).

2.1.1.12. El plural de té es tés (con tilde) (3.2z).

2.1.1.13. Se recomienda emplear el morfema -s para pluralizar los latinismos en -t y en -m: déficit (déficits), superávit (superávits), médium (médiums), quórum (quórums), etc. (3.3e-3.3i).

2.1.1.14. No se recomienda usar las formas plurales latinas en -a: los currícula, unos memoranda (3.3j).

2.1.1.15. Se distinguen los plurales maltratos (correspondiente al sustantivo maltrato) y malos tratos (del grupo sintáctico mal trato) (3.5g).

2.1.1.16. Se admiten dos plurales en algunas piezas léxicas que se escriben de dos formas por tener dos componentes: el arcoíris (los arcoíris), el arco iris (los arcos iris); puercoespín (puercoespines), puerco espín (puercos espines); medioambiente (medioambientes), medio ambiente (medios ambientes), pero se prefiere el uso de la grafía en una sola palabra (3.5h-3.5i). Estos componentes se estudian en el párrafo 11.7c.

2.1.1.17. Se recomienda pluralizar únicamente el primer elemento de los compuestos del tipo nombre + nombre en los que el segundo componente es determinativo: años luz, camiones cisterna, casas cuna, coches bomba, niños prodigio, etc. (3.5p), aunque hay casos de alternancia, como países satélite/países satélites y otros más (3.5q). Este tema se estudia específicamente en los párrafos 11.5f-11.5ñ.

2.1.1.18. Se tratan los plurales de las abreviaturas, las siglas, los acrónimos y los acortamientos: cap. (caps.), Dr. (Dres.), Relaciones Públicas (RR. PP.), los súper, películas porno, horas extra/extras, las ONG (no se recomienda las ONGs), los módems, los radares (3.7a-3.7ñ).

2.1.2. Flexión verbal
2.1.2.1. Las formas verbales se descomponen en cuatro partes: raíz, segmento VT (vocal temática), segmento TM (tiempo y modo, y se considera que el primero abarca al aspecto), segmento PN (persona y número) (4.1c y ss.).

2.1.2.2. Se emplea la terminología del Esbozo junto a la de Bello (4.1k y 4.15.).

2.1.2.3. Se prefieren las formas alineo, alineas, etc., en vez de alíneo, alíneas, etc. (4.8e).

2.1.2.4. No se consideran pertenecientes a la lengua culta conjugaciones como estas: negoceo, financea, rocea. Las formas cultas son negocia, financia, rocía (4.9d).

2.1.2.5. Los verbos agriar, expatriar, paliar, repatriar se pueden conjugar con hiato o diptongo: agría/agria; expatría/expatria, etc. (4.9h).

2.1.2.6. Los verbos en -cuar también pueden tener formas diptongadas o con hiato: adecúa/adecua, evacúa/evacua, licúa/licua (4.9i).

2.1.2.7. Alternan las formas con diptongo y las regulares en el caso de templar y destemplar. Se prefiere la variante sin diptongo en el caso del verbo invernar: inverno, invernas, etc. Lo mismo con hibernar (4.10e).

2.1.2.8. El verbo engrosar puede emplearse con diptongo o como regular: engrueso/engroso, pero se prefiere la conjugación con diptongo (4.10k).

2.1.2.9. Los verbos bendecir y maldecir, a diferencia del verbo decir, no presentan síncopa de las grupo ec en el futuro y el condicional simples: bendeciré, maldeciré; bendeciría, maldeciría, etc. En cambio, los verbos desdecir, contradecir y predecir pueden conjugarse con síncopa o sin ella en esos mismos tiempos: prediré/predeciré, prediría/predeciría, etc. (4.11a).

2.1.2.10. Se considera incorrecta la conjugación de mecer y remecer como agradecer: mezco, remezca, etc. (4.11b).

2.1.2.11. El verbo abolir, considerado tradicionalmente defectivo, ahora puede emplearse en todas sus formas (sin diptongación): abolo, aboles, abolen, etc. Lo mismo ocurre con los verbos compungir y desabrir (4.14d).

2.1.2.12. En los modelos de conjugación se incluyen las formas correspondientes al uso de vos y usted(es) (4.15).

2.1.3. Formación de palabras
2.1.3.1. Se incluyen listas sumamente detalladas de sufijos y prefijos. Además, se explican los orígenes de muchos de ellos y hasta se detallan algunos procedimientos empleados en latín para formar palabras. Hay preferencia por el análisis sincrónico, pero también se explican algunos análisis diacrónicos. Por citar tres de los tantos casos, véanse los párrafos: 7.1, 7.14a y 8.2.

2.1.3.2. En estos capítulos se citan muchísimos ejemplos de variantes empleadas en muchos países; incluso se especifica en qué lugares se usan determinadas palabras y se explican sus correspondientes significados. Por citar dos de los muchos casos, véanse los ejemplos de sustantivos derivados en -zón citados en el párrafo 5.3j: apretazón, bebezón, estremezón, matazón, etc., y los diminutivos (9.5 y 9.6).

2.1.3.3. Se diferencian la derivación por sufijación y la derivación por parasíntesis (8.1b, 8.1h-8.1i).

2.1.3.4. Se destaca la relación entre morfología y sintaxis que se explica en muchos párrafos, como los complementos que admiten los sustantivos derivados con determinados sufijos. Por citar alguno, véase el caso de los sustantivos en -miento (5.4g-5.4i).

2.1.3.5. Se detallan las direcciones de los procesos derivativos, especialmente con sustantivos derivados con los sufijos -a, -e, -o: criterio histórico, formal y lexicográfico, y se explica la propuesta del sufijo nominal nulo (5.7a-5.7g).

2.1.3.6. Entre los sustantivos en -ia se incluye ventriloquía junto a ventriloquia (6.3h), aunque el DRAE solo recoge la última forma.

2.1.3.7. Los sufijos se enuncian junto con los morfemas de género: -oso/-osa, etc.
2.1.3.8. Se considera correcta la variante lejísimo (7.4d).

2.1.3.9. No se recomienda emplear el superlativo antigüísimo en lugar de antiquísimo (7.4i).

2.1.3.10. También se presta atención a usos muy recientes, como las creaciones de adjetivos en -érrimo con intención sarcástica o paródica: guapérrimo, etc. (7.4n); adjetivos en -al: abundancial, controversial, creacional, etc. (7.7ñ); o adjetivos en -ble con bases sustantivas: presidenciable, etc. (7.10p).

2.1.3.11. Las variantes verbales también ocupan muchos párrafos. Véase, por ejemplo, el caso de los verbos que terminan en -ear: abanicar/abaniquear, agujerar/agujerear, etc. (8.5a-8.5k).

2.1.3.12. Los prefijos se clasifican según varios criterios, tal como se hace en otros estudios gramaticales. Se clasifican en adjetivales, adverbiales y preposicionales, o en separables (ex marido, comité pro derechos humanos, la no intervención, manifestaciones anti-OTAN, entre otros) e inseparables (interminable, alocar, excarcelar, antediluviano y muchos más) (10.2f). En esto hay cierta relación con la capacidad para incidir sobre elementos léxicos mayores a la palabra, lo cual tiene implicaciones ortográficas. Precisamente por esta razón, en la próxima edición de la Ortografía habrá una sección sobre la escritura de las palabras prefijadas, y se explicará en qué casos se usan los prefijos con guion, separados de la base o unidos a esta.

2.1.3.13. Se establecen las relaciones entre prefijación y sintaxis (10.4a-10.4t).

2.1.3.14. También se expone la preferencia por una grafía específica, como en el caso del prefijo separable ex: ex ministro (10.4g), de manera que se mantiene la norma expuesta para este prefijo en el Diccionario panhispánico de dudas.

2.1.3.15. Se dedican varios párrafos a otras clasificaciones de los prefijos: de sentido locativo, de sentido temporal y aspectual, de incidencia argumental (reflexivos, recíprocos y colectivos), cuantificativos, gradativos y escalares, negativos, opositivos y de actitud favorable (10.5a-10.11i).

2.1.3.16. El prefijo auto- sirve para expresar énfasis, entre otras cosas, como en medicarse/automedicarse, lesionarse/autolesionarse, etc. (10.7a-10-7c).

2.1.3.17. El prefijo cuasi- puede escribirse separado de la base o unido a ella, pero no se recomienda el empleo del guion (10.9q).

2.1.3.18. Se recomienda usar guion después del prefijo anti- cuando este se antepone a nombres propios, como en anti-OTAN, etc. (10.11g).

2.1.3.19. No se recomienda emplear la forma paraolímpico (10.12f).

2.1.3.20. En la palabra homofobia aparece el acortamiento de la palabra homosexual (homo), no el prefijo homo-, que expresa igualdad o semejanza (10.12i).

2.1.3.21. Los compuestos se clasifican en propios o univerbales, sintagmáticos y sintácticos o locuciones nominales (11.1b-11.1k).

2.1.3.22. Se estudia la relación entre la composición y la sintaxis (11.2a-11.2v).

2.1.3.23. Se estudian las propiedades fonológicas de las palabras compuestas (11.4a-11.4l).

2.1.3.24. Se admiten las acentuaciones -scopia y -scopía (laringoscopia, laringoscopía, etc.), y también se aceptan dos acentuaciones para las palabras que terminan en el elemento -sfera (biosfera, biósfera, etc.). En el caso de atmósfera, se prefiera la acentuación esdrújula (11.4c).

2.1.3.25. Se prefiere la acentuación llana en los compuestos con -gramo: decigramo, miligramo, excepto en Chile, donde se usan habitualmente las formas esdrújulas (11.4g).

2.1.3.26. Alternan las formas subibaja y subeibaja (11.4l).

2.1.3.27. Se recomienda usar guion en los compuestos de adjetivos cuando el primero de estos conserva íntegra su terminación (árabe-israelí) y también cuando el radical en -o (ruso-) coincide con la forma libre (ruso). Se acepta usar el guion o no cuando las formaciones no se consideran unidades acuñadas: ruso-canadiense o rusocanadiense. En caso de que los miembros de un componente mantengan su denotación independiente, se usa el guion (diálogo hebreo-musulmán); en cambio, si el compuesto se interpreta como fusión de los componentes, no se usa el guion (escritor hispanofrancés) (11.6g-11.6i).

2.1.3.28. Los compuestos verbonominales se estudian detalladamente en los párrafos 11.8a-11.8x.

martes, 6 de octubre de 2009

¿«Dígalo bien» o «Dígalo como a mí me gusta»?


Silvia Senz (Addenda et Corrigenda)

Hace unos días, al hablar aquí sobre el español (o los españoles) de los libros que se publican en Estados Unidos, ya aludimos a la febril actividad que la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE) despliega para enmendar la plana a los anglicados latinos del país.
[Sigue +/-]

Según hemos sabido por la Fundación del Español Urgente (Fundéu), la ubicua ANLE también participa desde hace poco en el informativo matutino Noticias Univision 41 Al Despertar con el microespacio «Dígalo bien», gracias al cual todos los miércoles los televidentes pueden desayunarse con dos consejos idiomáticos ofrecidos por el director de la institución, Gerardo Piña-Rosales, el secretario Jorge Ignacio Covarrubias, y el coordinador de Información, Daniel R. Fernández. Algunas de sus notas normativas pueden verse ya en la página del programa. De entre los cuatro avisos disponibles, seleccionamos el del doctor Piña-Rosales, dedicada al uso del verbo ignorar. Véanlo antes de seguir leyendo: No me hicieron caso

Nótese ahora lo que dice al respecto el Diccionario de la Real Academia Española (de referencia para todas las academias asociadas de la lengua española), ya desde el 2001:

ignorar.

(Del lat. ignorāre).

1. tr. No saber algo, o no tener noticia de ello.

2. tr. No hacer caso de algo o de alguien.

¡Que viva la norma panhispánica! Si ya lo vaticinó Juan Ramón Lodares (El porvenir del español, p. 100) al señalar las desventajas de un estándar pluricéntrico para el español: "El peligro general del pluricentrismo es fácil de entender: si todo vale, nada vale".

Es decir: si todos mandan, nadie manda. Bienvenidos al feudalismo normativo.

martes, 15 de septiembre de 2009

Puntuación



Hay variadas formas de puntuar un texto y muchas veces el uso de los signos de puntuación es arbitrario. En literatura hay obras que prescinden de la puntuación o apenas la usan. Así lo hicieron, por ejemplo, Gabriel García Márquez en El otoño del patriarca o José Saramago en Ensayo sobre la ceguera. Con estas libertades literarias, los escritores crean determinados efectos narrativos. Pero si lo que hacemos es periodismo, debemos ser muy precisos para evitar cualquier ambigüedad en nuestros textos y para ello es fundamental que estén correctamente puntuados, entre otras cosas.

Una mala puntuación dificulta la comunicación con el lector y genera, en algunos casos, una idea distinta de la que queremos transmitir. Por ejemplo, el simple cambio de una coma de un lugar a otro de una oración puede modificar el sentido del texto. Una cosa es “se busca empleado, inútil presentarse sin referencias” y otra muy distinta es “se busca empleado inútil, presentarse sin referencias”.

A continuación, reproduzco la parte medular de Los signos de puntuación, capítulo del libro Palabras más, palabras menos, escrito por las uruguayas María Cristina Dutto, Silvia Soler y Silvana Tanzi. En él, las autoras ofrecen un claro y breve resumen de las normas que rigen el uso del punto, la coma, los dos puntos, el punto y coma, los puntos suspensivos, los signos de interrogación y admiración, el paréntesis, las rayas, los guiones y las barras.

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El punto

• El punto se emplea para indicar el final de una oración; señala que lo escrito antes es una unidad de sentido.

• Los títulos y subtítulos no llevan punto final (y solo la primera letra va con mayúscula, a menos que contengan nombres propios).

• No se pone punto tras los signos de interrogación y exclamación, tras los puntos suspensivos ni tras el punto de las abreviaturas.

La coma

Es el más problemático de los signos de puntuación debido a sus muchas funciones. Las comas pueden dividirse en dos grandes grupos:

1. Las comas que se utilizan solas. Su función es separar ideas y conceptos.

• En las enumeraciones o series de términos equivalentes:
Sus expresiones eran precisas, personales, cultas y chispeantes.

• Antes de las conjunciones que indican excepción o inclusión (excepto, salvo, menos, aun, incluso…):
Le encantaba caminar por la escollera a media mañana, incluso cuando llovía.

• Antes de las conjunciones que indican oposición o concesión (pero, mas, aunque, sino, si bien…), cuando coordinan oraciones:
Este pequeño cambio es positivo, pero parece insuficiente.

• Para marcar la omisión del verbo:
Los integrantes de la dirección ocuparon los primeros lugares; los
estudiantes, los últimos.

En el ejemplo anterior, la coma sustituye al verbo (ocuparon) a fin de evitar la repetición.

• Para separar lugar y fecha:
Montevideo, 9 de abril de 1988.

2. Las comas que se usan en pareja, cuya función es introducir incisos:

• Aposiciones y subordinadas:

La pobre niña, asustada, se escondió cuando lo vio entrar.
El padre, que empezaba a cansarse, nadaba con dificultad.

Para saber si las comas están correctamente usadas se puede quitar el inciso o cambiarlo de lugar, y comprobar si la oración principal no pierde sentido:

La pobre niña, asustada, se escondió cuando lo vio entrar.
Asustada, la pobre niña se escondió cuando lo vio entrar.

El padre, que empezaba a cansarse, nadaba con dificultad.
El padre nadaba con dificultad.

• Vocativos (1) y fórmulas de tratamiento:

Mire, señora, yo no soporto a los niños.
Lo llaman, don Pepe.

• Conectores o marcadores textuales: por ejemplo, sin embargo, no obstante, por lo tanto, al contrario, por último, en efecto, así pues, ahora bien, ante todo, en cambio, por otra parte, en primer lugar, finalmente, entre muchísimos otros.

Errores en el uso de la coma (2)

1. El más frecuente es la coma entre el sujeto y el verbo:

*La discusión de aquella tarde, degeneró en trifulca.
*La playa pequeña, era el mejor retiro de aquellas vacaciones.

En ninguno de los dos casos debe ponerse la coma antes del verbo. Sería correcta si estuviera abriendo un inciso:

La discusión de aquella tarde, la peor de aquel verano, degeneró en trifulca.
La playa pequeña, a la que iban selectos turistas, fue el mejor retiro de aquellas vacaciones.

2. En las series de ideas análogas aparece a veces una coma innecesaria antes de las conjunciones y, ni u o:

*Sirvieron asado, ensaladas, y postre.
*No sé si ir al cine, o quedarme leyendo.

3. En los incisos, es frecuente que una de las comas se coloque mal.

*La directiva del sindicato anunció, que a pesar de las negociaciones, continuará la huelga.
*El muchacho no sabía bien qué hacer, y por eso, se quedó allí parado.

En el primer ejemplo, la coma debe ir después de que; en el segundo, después de y.

4. También es común que se olvide una de ellas:

*La enseñanza de la literatura cae con frecuencia, en el saber erudito.

Con frecuencia, que es un inciso, podría ir entre comas o bien sin comas, pero no con una sola.

5. Nunca va coma antes de abrir paréntesis o rayas:

*Su equipo, —¡ya era hora!— había ganado el primer partido en el exterior.
*Ian Lancaster Fleming, (Londres 1905-1965) creó el personaje de James Bond.

La coma se coloca después de cerrar los paréntesis o rayas, pero solo si corresponde (es decir, cuando el enunciado lo requiere si se prescinde del inciso).

Su equipo —¡ya era hora!— había ganado el primer partido en el exterior.
Ian Lancaster Fleming, novelista inglés (1905-1965), creó el personaje de James Bond.

Los dos puntos

Hay tres funciones que pueden cumplir los dos puntos:

1. Introducir la transcripción o cita de lo dicho por otra persona.
En sus consejos a escritores, García Márquez advierte: «Cuando uno se aburre escribiendo, el lector se aburre leyendo».

2. Anunciar que tras ellos se nombran elementos implícitos en la primera frase.
Allí estaba toda la vida del campo: labradores, recolectores de frutas, cosechadores, hilanderas, sembradores…

3. Indicar que la segunda frase es una consecuencia de la primera (en este caso, los dos puntos equivalen a las conjunciones porque, ya que, puesto que, por cuanto, pues, etcétera):

El entrenador consultó el reloj: muy pronto sería hora de reunirse con su equipo.

El punto y coma

Tiene dos funciones básicas:

1. Separar oraciones cuyas ideas son muy próximas y que no están unidas por conjunción.

La propaganda se parece mucho a la publicidad; sin embargo, no tienen el mismo objetivo.

2. Sustituir a la coma cuando esta puede dar lugar a confusión. En el siguiente ejemplo, el punto y coma sirve para separar grupos de términos equivalentes.

Los preparativos del cumpleaños la dejaron agotada: fabricó los gorros, las piñatas y las sorpresitas; contrató un mago, un grupo de títeres y tres mozos; alquiló mesas, sillas y una carpa inflable para los más pequeños.

Los puntos suspensivos

Los puntos suspensivos (que son tres y van juntos) se utilizan para transmitir la sensación de duda, inseguridad o vacilación, sobre todo en los diálogos:

—Sí, lo respeto mucho, pero…

En una transcripción, indican que el hablante no terminó la frase:

También sería posible que el secretario… Que no se me malinterprete, por favor.

También pueden sustituir a la palabra etcétera:
Tuvo que cambiar de ciudad, de trabajo, de amistades…

Después de los puntos suspensivos pueden aparecer otros signos de puntuación —coma, punto y coma, dos puntos, cierre de interrogación o exclamación—, excepto el punto. Esa puntuación es la misma que correspondería si los puntos suspensivos no estuvieran.
Los puntos suspensivos entre corchetes o paréntesis rectos indican que se ha suprimido parte de un texto citado. En este caso se llaman puntos de elisión o puntos encorchetados.

La fachada […] recordaba a los palacios venecianos.

Signos de interrogación y exclamación

La función de estos signos se da por conocida. Sin embargo, al aplicarlos se pueden cometer algunos errores.

1. En español, los signos de interrogación y exclamación abren y cierran. Eso se debe a que las preguntas no se anuncian mediante el orden de las palabras. Es un error usar estos signos solo al final de la oración.

2. El signo de cierre se considera un punto, de modo que es incorrecto colocarle un punto inmediatamente después (*?. o *!.). Sí puede ir seguido de coma, punto y coma, dos puntos o puntos suspensivos.

En textos informativos o argumentativos se aconseja usar estos signos con moderación.

Paréntesis

Se utilizan principalmente para encerrar incisos que tienen poca relación con la oración principal: acotaciones, explicaciones, traducciones de términos extranjeros o poco conocidos, fechas, etcétera.

En las elecciones de 1988, el Partido Socialdemócrata (PSD) fue el más votado (29,8% de los votos).
El programa de educación mediante vouchers (bonos o cheques educativos) fue propuesto hace cinco décadas por Milton Friedman.

Cuando hay paréntesis dentro de paréntesis, los interiores se reemplazan por corchetes (al revés que en matemáticas):

Jacques Le Goff: Histoire et mémoire, París: Gallimard, 1975 (publicado en italiano como Fare Storia [Turín: Einaudi, 1981] y en español como Pensar la Historia [Barcelona: Altaya, 1991]).

Rayas, guiones y barras

Se distinguen tres clases de guiones:

1. Las rayas o guiones largos (—), que a su vez tienen dos funciones:
a) or¬ga¬nizar diálogos, marcando los cambios de hablante, y
b) encerrar incisos.

2. Los guiones medianos, también llamados menos o semirrayas (–), que pueden usarse en lugar de las rayas, sobre todo en prensa y en ediciones económicas. Su función específica es el signo matemático de la resta. (3)

3. Los guiones propiamente dichos (-), que se usan para cortar palabras al final de línea y en términos compuestos (económico-social), así como para establecer los extremos de un período (1914-1918, Montevideo-Pando).

Rayas

Una de sus funciones es encerrar incisos cuya relación con la oración principal es menor que la de los incisos encerrados por comas. Cumplen así una función parecida a la de los paréntesis.
Las rayas abren y cierran, aunque el inciso esté al final de la oración. Solo se omite la de cierre cuando coincide con un punto y aparte (fin de párrafo).
En los diálogos, las rayas indican el cambio de hablante y también se usan para incorporar las aclaraciones del narrador.

Ubicación

Cuando las rayas encierran un inciso, se colocan pegadas a este, con espacio antes de la raya de apertura y después de la de cierre.

A pie se dirigió a Edimburgo —un viaje de casi doscientos kilómetros— para unirse al regimiento en que había servido su padre.

Si coinciden con un signo de puntuación, este se coloca después de cerrar el inciso.

Regresó acompañado del hijo mayor —entonces de 17 años—, quien no se despegó de su lado.

Cuando indican un cambio de hablante en una entrevista o un diálogo, se colocan pegadas a la primera letra o signo. (4)

—Tendremos que asegurarnos de que nadie abra el pico.
—Sí, pero cómo.
—¿Conoces algún método mejor que una bala en la cabeza de cada testigo?

Si al transcribir un diálogo el autor intercala acotaciones o comentarios, estos se encierran entre rayas.

—Sí. Fue Andy Sullivan —dijo el que parecía ser el jefe.
—Es fácil echarle la culpa a un muerto —bromeó el viejo.

Guiones y barras

Es común confundir el uso de la barra (/) con el del guión (-), por influencia del inglés. En castellano la función es distinta y hasta opuesta.
El guión indica vinculación:

En cada consultorio funciona un programa materno-infantil.

A veces sustituye a la preposición a:

La Segunda Guerra Mundial (1939-1945)…
Este tema se trata en las páginas 179-192.

En cambio, la barra indica disyunción, alternativa o contraposición:

Se afirma que las neurosis/psicosis tienen su origen en la primera infancia.

No se usa guión después de la partícula ex (ex ministra, ex alumno) ni después de la negación no (pacto de no agresión; no injerencia en los asuntos internos). Tampoco se usa después de los prefijos —como anti-, auto-, bi-, bio-, contra-, (h)exa-, homo-, hetero-, infra-, inter-, intra-, mono-, multi-, neo-, pan-, penta-, pluri-, poli-, pos(t)-, pre-, pro-, semi-, (p)seudo-, (p)sico-, sub-, socio-, super-, supra-, tetra-, tra(n)s-, tri-, vice-, etcétera—, que simplemente se unen a la palabra siguiente:

antieconómico, infrahumano, pluripartidismo, sociocultural, vicepresidente.

Solo se usa el guión cuando al prefijo le sigue un nombre propio, una sigla o una cifra:

anti-Bush, pro-OSC, sub-23.

Notas

1. El vocativo es la interpelación directa al interlocutor o al destinatario del texto.

2. El asterisco (*) antepuesto indica que el ejemplo no es correcto.

3. La raya y el menos no se encuentran directamente en el teclado. En Word para PC, la raya se consigue presionando Ctrl + Alt + - (guión del teclado numérico) o Alt + 0151. El menos se obtiene presionando Ctrl + - (guión del teclado numérico) o Alt 0150.

4. Los ejemplos que siguen han sido tomados de Milton Fornaro: Si le digo le miento




jueves, 10 de septiembre de 2009

Queísmo y dequeísmo



Por Eduardo Kragelund

El uso incorrecto de la preposición "de" ante una proposición introducida por la conjunción "que", llamado dequeísmo, ha sido duramente combatido en la prensa de muchos países de habla castellana. Sin embargo, el exceso de celo ha hecho que algunos periodistas caigan en el queísmo, una ultracorrección que consiste en cometer el error contrario. Es decir, la omisión automática de la preposición "de" cada vez que precede a la conjunción “que”.

A continuación transcribo algunos ejemplos planteados en el Diccionario Clave sobre cuándo se produce dequeísmo y cómo se puede evitar el error.
[+/-]
- En oraciones subordinadas que funcionan como complemento directo:

Ejemplos:

Incorrecto: Aseguró de que iría
Correcto: Aseguró que iría.

- En oraciones subordinadas que funcionan como sujeto:

Ejemplos:

Incorrecto: Es fácil de que ocurra
Correcto: Es fácil que ocurra

- En oraciones subordinadas que funcionan como atributo:

Ejemplos:

Incorrecto: Lo grave era de que nadie lo sabía
Correcto: Lo grave era que nadie lo sabía.

- En casos en que es otra la preposición correcta:

Ejemplos:

Incorrecto: Quedamos de que iríamos.
Correcto: Quedamos en que iríamos.

Incorrecto: Coincidieron de que había que buscar una solución.
Correcto: Coincidieron en que había que buscar una solución.


Cómo se evita el error

Para saber si la preposición "de" es necesaria, se puede sustituir la oración subordinada por la palabra "eso". Si la preposición coincide con el sentido de la oración completa, significa que es necesaria.

Ejemplos:

Me acuerdo de que dijiste que no.
Me acuerdo de (eso).

Al reemplazar "que dijiste que no" por "eso", la preposición "de" mantiene el sentido original y por lo tanto es necesaria.

Recuerdo de que dijiste que no.
Recuerdo (eso).

Al reemplazar "que dijiste que no" por "eso", la preposición "de" no mantiene el sentido original y por lo tanto no es necesaria.


Otra fórmula para evitar el error

Otra fórmula para saber si debemos o no usar la preposición “de” consiste en convertir la frase en una interrogación. Si en esta se mantiene la preposición y la pregunta se corresponde con el sentido de la oración original, significa que es necesaria.

Ejemplos:

Me acuerdo de que dijiste que no.
¿De qué me acuerdo?
(La preposición se mantiene y por lo tanto es correcta)

Recuerdo de que dijiste que no.
¿Qué recuerdo?
(Aquí desaparece la preposición y por lo tanto es incorrecta)