tag:blogger.com,1999:blog-9553012212523068272024-03-05T13:18:44.854-08:00El castellanoUnknownnoreply@blogger.comBlogger21125tag:blogger.com,1999:blog-955301221252306827.post-31152835471300091352010-05-13T06:37:00.000-07:002010-05-14T05:39:46.140-07:00Diez años de trabajo para una colección de errores<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://2.bp.blogspot.com/_-9uuHUGyqkk/S-wO-CQbuwI/AAAAAAAABQ4/ZohYmBBHTO0/s1600/diccionario+amercanismos.jpg"><img style="float:left; margin:0 10px 10px 0;cursor:pointer; cursor:hand;width: 180px; height: 260px;" src="http://2.bp.blogspot.com/_-9uuHUGyqkk/S-wO-CQbuwI/AAAAAAAABQ4/ZohYmBBHTO0/s320/diccionario+amercanismos.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5470764106268785410" /></a><br /><br /><span style="font-weight:bold;">Por Eduardo Kragelund</span> <br /> <br />El "Diccionario de americanismos”, que con tanta pompa ha sido promovido por la Real Academia Española (RAE), fue recibido con fuertes críticas durante su presentación en Perú. <br /> La RAE lo ha publicitado como una obra magna. Y grande es, al menos. Tiene 2400 páginas, elaboradas durante diez años de trabajo en los que, según dicen, se han consultado unos 150 diccionarios de americanismos. En él han participado las 22 sucursales que la RAE tiene en América, entre ellas la peruana, y la casa matriz, que desde Madrid le otorgó su bendición.<br /> Sin embargo, tanto tiempo y trabajo parecen no haber dado el resultado esperado. Durante la presentación oficial que se hizo en Perú, actos donde se reparten halagos y buenos modos, el nuevo diccionario fue recibido con una andanada de críticas. En lo que a Perú se refiere, dijeron los presentadores, está lleno de errores. Hay distorsiones en los peruanismos registrados y omisiones importantes, lo que lo convierte en una colección "indiscriminada, engañosamente rica" de vocablos de uso muy restringido, con etimologías erráticas o incompletas y una ortografía caótica.<br /> Estas críticas, sumadas a muchas otras hechas por expertos en la lengua, llevan a la pregunta que muchos nos hicimos cuando se anunció la obra. ¿Por qué hacer un diccionario de americanismos?, ¿no sería mejor hacer un diccionario de todos los castellanos que se hablan, entre ellos los diferentes españoles de la península? O si se quiere hacer un diccionario que sólo recoja las palabras comunes a todos los castellanos, ¿no sería lógico, en todo caso, hacer otro que incluyera todos los "ismos", incluido los españolismos y no sólo los americanismos?<br /> Aquí abajo dejo la crónica sobre la presentación divulgada desde Lima por EFE, la agencia española de prensa. Dada su íntima relación con la RAE -ambas instituciones son parte medular de la Fundación del Español Urgente (Fundéu)- supongo que habrá sido muy cuidadosa a la hora de reseñar las críticas. Digo, por aquello de no escupir en la mano que te da de comer. <br /><br /><a onclick="return verocultar(this);"href="javascript:void(0);">[+/-]</a><div style="display: none;"><br />Lima, 11 mayo (EFE).- El Diccionario de Americanismos, una primicia en la historia del español, fue presentado hoy en Lima por varios especialistas que resaltaron su carácter necesario pero abundaron más en los defectos que contiene en la parte correspondiente a los peruanismos.<br /><br />Con 2400 páginas, elaborado por las 22 academias de la lengua española y editado por Santillana, el libro se pone desde mañana a la venta en las principales librerías de Perú, país donde se ha editado para abaratar los costos de impresión y de donde se va a distribuir al resto del mundo.<br /><br />Esta magna obra, que ha supuesto diez años de trabajo y ha tomado en cuenta 150 diccionarios parciales de americanismos existentes desde 1975 en todo el mundo hispanohablante, contiene más de 120 000 acepciones aportadas por las distintas academias de la lengua española.<br /><br />Sin embargo, el presidente de la Academia Peruana de la Lengua, Marco Martos, fue quien primero criticó las "distorsiones" detectadas en los peruanismos registrados en el diccionario y los distintos niveles de consenso con que se ha trabajado en la elaboración de la obra.<br /><br />Pese a todo, Martos resaltó el carácter colectivo de una obra "que por primera vez, como pasó con la Gramática, pone de acuerdo a 22 países", y concluyó que cuantos más diccionarios así, mejor podremos entendernos.<br /><br />Más implacable se mostró Rodolfo Cerrón Palomino, gramático experto en lenguas andinas, al criticar las abundantes omisiones entre los peruanismos, la "colecta indiscriminada, engañosamente rica" de vocablos autóctonos que en realidad son muy restringidos, la etimología errática o incompleta y el caos ortográfico observado en las acepciones peruanas.<br /><br />Para Cerrón, la obra "es un portento de trabajo lexicográfico pero de carácter todavía experimental (pues) dista de ser la obra acabada que todos esperábamos", por lo que expresó su deseo de una segunda edición más depurada.<br /><br />El lexicógrafo español Julio Calvo, que por su parte está coordinando un próximo diccionario de peruanismos, fue el más benévolo al admitir sus carencias "pues no hay diccionario ilimitado o infinito", y subrayó que hay errores mínimos frente a los muchísimos aciertos.<br /></div>Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-955301221252306827.post-54034942356275215202010-04-19T05:16:00.000-07:002010-04-19T07:02:29.675-07:00Una más de la Academia Norteamericana de la Lengua Española<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://4.bp.blogspot.com/_-9uuHUGyqkk/S8xbjMcZREI/AAAAAAAABOU/WOa4SJp842c/s1600/lengua.jpg"><img style="float:left; margin:0 10px 10px 0;cursor:pointer; cursor:hand;width: 195px; height: 175px;" src="http://4.bp.blogspot.com/_-9uuHUGyqkk/S8xbjMcZREI/AAAAAAAABOU/WOa4SJp842c/s320/lengua.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5461841108287439938" /></a><br />Por Eduardo Kragelund<br /><br /> Como periodista, uno está obligado a leer muchas cosas y de muy diferente pelaje. Pero hay veces que no se sabe si se trata de una cargada (tomadura de pelo, en castellano argentino) o simplemente de gente ignorante o que dice barbaridades gratuitamente.<br /> Este es el caso de la <a href="http://www.anle.us/"><span style="font-weight:bold;">Academia Norteamericana de la Lengua Española</a> (ANLE)</span>. Luego de años de silencio -muy beneficioso para el personal, a juzgar por lo que está produciendo ahora-, se largó a dictaminar cómo deben usar su lengua los 40 millones de castellano hablantes que viven en los Estados Unidos. Si lo quieren ver, no tienen más que ir a <a href="http://www.univision.com/content/content.jhtml?cid=2018041"><span style="font-weight:bold;">Dígalo bien</span></a>, unas pastillas que transmiten semanalmente por la cadena Univisión. <br /> Ahí nos podemos enterar que no sólo los latinos que viven en Estados Unidos "no lo dicen bien", sino que prácticamente todos o una gran mayoría de los latinoamericanos hablamos bastante distinto de lo que estos académicos desearían. Por ejemplo, muchos decimos "antisocial" y no "insocial", como propone la ANLE a pesar de que nadie usa esa palabra. Excepto ellos, claro está. Del mismo modo, para los expertos de esta academia con sede en Nueva York lo correcto es "opción" y no "alternativa", o "capacitación" y no "entrenamiento", aunque ambas palabras "malas" estén en el mataburros mayor del castellano, el Diccionario de la Real Academia Española. <br /> Ni hablemos de las palabras propias del castellano estadounidense, absolutamente implantadas en el lenguaje diario de los latinos en Estados Unidos. Usar "vestimenta casual" y no "informal", "average" y no "promedio", "llueven perros y gatos" en lugar de "llueve a cántaros", "gangas" y no "pandillas", "introducir" y no "presentar", son verdaderos pecados mortales. Ni qué hablar de "parquear".<br /> Pero el colmo de estos académicos, para quienes evidentemente la lengua es un producto de laboratorio que debe regirse por normas impermeables a todo uso, es que comenzaron a inventar palabras, como si los usuarios del idioma estuvieran esperando que un genio les venga a decir cómo deben denominar las cosas. Y aquí me paro. Los dejo con una verdadera joya titulada "Hispanounidense o cómo nace una palabra", una entrevista que un académico de la ANLE, Manuel Garrido Palacio, le hace el 7 de abril del 2010 al director de la ANLE, Gerardo Piña-Rosales. Un clásico autobombo, como diríamos los que hablamos el castellano argentino.<br /><br /><a onclick="return verocultar(this);"href="javascript:void(0);">[+/-]</a><div style="display: none;"><br /><br /><span style="font-weight:bold;">Texto de la entrevista</span> (aclaro que se trata de la versión integra de la entrevista, a la que no se le tocó ni una coma)<br /><br />La Academia Norteamericana de la Lengua Española de Nueva York (ANLE), fundada en 1973, es una de las 22 academias de nuestro idioma en el mundo. Sin fines de lucro, tiene por misión fomentar el uso correcto de la lengua española en los Estados Unidos. Su Director hoy es el escritor y catedrático Gerardo Piña-Rosales.<br /><br />Manuel Garrido Palacio: Hace poco surgió en el seno de la Academia Norteamericana la palabra «hispanounidense»; ¿qué hay dentro de ella, a quién o a quiénes se aplica?<br /><br />Gerardo Piña-Rosales: Este neologismo, del que soy acuñador, describe a las personas de origen hispano —hablen o no español— que residen en Estados Unidos. Me parece un vocablo más acertado que los que se han venido usando hasta ahora: «Hispanic», latino, hispano, etc.<br /><br />MGP: ¿Cómo nace una palabra? ¿Se busca, se encuentra, se celebra su presencia en la Casa de las Palabras, es decir, la Academia?<br />GPR: Las palabras nacen, viven y mueren como cualquier organismo. Las hay que nacen porque se necesitan para nombrar algo nuevo, algo que antes no existía. La Academia no crea las palabras, sino el pueblo, la gente. Después, si el nuevo vocablo arraiga (sobre todo porque no atenta contra el genio de la lengua), si millones de personas lo usan, la Academia lo recoge en sus diccionarios. En Estados Unidos, muchas de las voces que hoy se consideran anglicismos inaceptables, al cabo de los años y por el uso reiterado que de ellos hace la población, acabarán siendo parte, y parte legítima, de la lengua española.<br /><br />MGP: ¿Qué piensa del llamado espanglish?<br />GPR: Que es un fenómeno natural; una realidad. El español de Estados Unidos tendrá siempre características propias; la más relevante es la influencia del inglés. Pero eso no significa que hablemos Spanglish. Lo que no debemos hacer, como han hecho y hacen algunos profesores y educadores (por llamarlos de alguna forma) es proponer el Spanglish o espanglés como una nueva lengua, como un idioma que incluso hay que aprender. Eso es decirles a los millones de inmigrantes que no se preocupen por mejorar su español ni por aprender inglés. A mi juicio, estos defensores del Spanglish (ensalada de la que, por cierto, ellos mismos no gustan) están haciendo un flaco favor a las personas, sean inmigrantes o no, que desean superarse, que aspiran a poder desenvolverse algún día en ámbitos profesionales.<br /><br />MGP: ¿Qué hace la ANLE en este sentido?<br />GPR: La Academia Norteamericana, con fondos muy limitados, con muy poco apoyo gubernamental (ni de España ni de Estados Unidos), hace lo que puede. Hemos suscrito un convenio con GobiernoUSA, agencia del Gobierno estadounidense que informa y presta ayuda a los hispanos a través de sus páginas web. La ANLE asesora a esta agencia para que el español que ésta utiliza sea lo más correcto posible. Acabamos de publicar el libro Hablando bien se entiende la gente (Ed. Santillana USA), con más de 300 consejos idiomáticos, también transmitidos por Univisión todas las semanas. Y no hay que olvidar que el Gobierno de Estados Unidos ha reconocido a la ANLE como la máxima autoridad del español en este país.<br /><br />MGP: ¿Cómo se defiende un idioma en esa primera línea?<br />GPR: La mejor defensa es hablarlo y escribirlo bien; pero para ello me parece fundamental que las nuevas generaciones de hispanounidenses no olviden su origen, su cultura, su lengua. Hay que luchar para que los jóvenes hispanos no abandonen la escuela, la universidad. Nos guste o no nos guste, la clase media educada es la que mejor conserva y defiende el idioma, por la sencilla razón de que posee una conciencia lingüística, una conciencia cultural; sabe que el español es una lengua universal, expresión de una rica y variada cultura, por no hablar de las ventajas económicas del bilingüismo.<br /><br />MGP: Parece difícil hablar de un grupo homogéneo de hispanohablantes.<br />GPR: El conocimiento de la lengua vernácula depende del grado de escolaridad del hablante. Una gran mayoría de los hispanos que viven en Estados Unidos (personalmente, me parece aberrante hablar de legales e ilegales) proviene de países pobres y de estamentos sociales muy humildes. Es comprensible que su nivel de habla y escritura no sea muy elevado. Pero también es verdad que existe ya una pujante clase media, educada, que se siente cada vez más orgullosa de su lengua y de sus orígenes hispánicos, personas para quienes el ideal es el bilingüismo, la biculturalidad.<br /><br />MGP: Podemos decir entonces que la salud del español en Estados Unidos es…<br />GPR: ¡Muy buena!<br /><br /></div>Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-955301221252306827.post-53343551401101503832010-03-25T13:56:00.000-07:002010-03-25T17:40:16.508-07:00Los secundarios de la Real Academia Española<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://2.bp.blogspot.com/_-9uuHUGyqkk/S6vTfAfA3kI/AAAAAAAABJk/nXpd1m3one8/s1600/Albert%2BRafols%2BCasamada,%2BAbecedario,%2B1997.jpg"><img style="float:left; margin:0 10px 10px 0;cursor:pointer; cursor:hand;width: 182px; height: 192px;" src="http://2.bp.blogspot.com/_-9uuHUGyqkk/S6vTfAfA3kI/AAAAAAAABJk/nXpd1m3one8/s320/Albert%2BRafols%2BCasamada,%2BAbecedario,%2B1997.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5452684303521603138" /></a><br /><span style="font-weight:bold;">Por Luis Carlos Díaz Salgado</span><br /><br />[Artículo originalmente publicado en el mensual de crítica de la cultura La Fiera Literaria (versión impresa), núm. 222, Madrid-Barcelona-Sevilla, marzo del 2010. Rechacen plagios como <a href="http://www.gara.net/paperezkoa/20100319/189075/es/Que-pintan-escritores-Real-Academia-Lengua?Hizk=en">este</a>.]<br /><br />Ya sé que dicho así, de sopetón, puede resultar un poco difícil de creer; pero les aseguro que pocas actividades me resultan tan entretenidas y chistosas como leer en la prensa las noticias relacionadas con la Real Academia Española. No me ocurre con todas ellas, eso también es cierto; a algunas les concedo la relevancia y el alcance que realmente tienen, como la reciente elección de Inés Fernández Ordóñez, la primera lingüista que ingresa en la RAE, o la más reciente aún presentación de la nueva Gramática académica, la más cercana a la ciencia lingüística de las hasta ahora elaboradas y publicadas por la institución. Sin embargo —y como les decía—, estos casos son las excepciones, y por regla general las noticias sobre la Academia suelen producirme el mismo efecto que el de una sesión de risoterapia. En fin, qué le voy a hacer, soy así de raro; ya sé que para la mayoría de hispanohablantes la Real Academia Española es una respetable institución cultural donde la tradición, la solemnidad y la ceremonia se confunden a menudo con lo viejo, lo fastidioso y lo aburrido —y esto poco tiene de entretenido, claro está—; pero yo, por el contrario, encuentro que las declaraciones que realizan los académicos no sólo son divertidas, sino que en ocasiones resultan más hilarantes que las letras de una chirigota gaditana.<br /><br /><a onclick="return verocultar(this);"href="javascript:void(0);">[+/-]</a><div style="display: none;"> <br />En esta tarea de divertirme a golpe de declaraciones y ocurrencias desatinadas brillan con luz propia los escritores. Nada más conocerse que han sido nombrados académicos —y como si del ganador de un concurso de belleza se tratara—, son tantos los disparates y tantas las banalidades que cuentan los recién llegados que sólo pueden compararse en vacuidad y desparpajo con los disparates y las banalidades que declararon en su día los escritores académicos ya veteranos. Lean, por ejemplo, lo que confesaba hace unos días la escritora Soledad Puértolas, última adquisición de la RAE, cuando un periodista le preguntó sobre la función que desempeñaría en la denominada Docta Casa:<br /><br />Ni idea. Lo que me pidan. Lo que soy. Mucha ciencia no creo, no soy gramática ni tengo los conocimientos eruditos de un filólogo o un lingüista. Será algo mucho más personal y subjetivo, como lo es la creación literaria; y algo más intuitivo, quizá más arriesgado. Un acercamiento natural a la lengua.<br /><br />Ya les digo, como si de una cuchufletera se tratara, la séptima mujer de la historia española en convertirse en académica numeraria de la lengua (sólo siete en trescientos años de historia) se presenta ante la prensa para declarar —eso sí, con una sonrisa de oreja a oreja— que no tiene más idea de gramática, filología o lingüística que la de andar por casa, y que lo suyo será, por tanto, «un acercamiento natural a la lengua». Signifique lo que signifique esta última frase, ¿se imaginan ustedes a un miembro electo de la Academia de la Historia afirmando que sólo puede dar fe de los tiempos que le han tocado vivir? ¿Podrían entender que un académico de Farmacia confesara que las medicinas que mejor conoce son las aspirinas y el ibuprofeno que toma cuando le da fiebre? ¿Comprenderían que un académico de Jurisprudencia anunciara sin sonrojo ante la prensa que las únicas leyes que domina al dedillo son las de la república independiente de su casa? No, ya sé que no. Este comportamiento sería impensable en una institución medianamente seria; y, por ello, en la Academia de Farmacia ingresan los farmacéuticos; en la de Historia, los historiadores; en la de Jurisprudencia, los jueces y abogados; y en la de Medicina, los médicos. Además, de esta manera —y por lógica tan simple—, los miembros de estas Reales Academias se ahorran el bochorno de confesar públicamente que no tienen ni idea de por qué o para qué han sido elegidos. <br />A diferencia de estas instituciones, y salvo en el caso de los pocos lingüistas y filólogos, la mayoría de miembros de la Real Academia Española se caracteriza por esmerarse en airear sus desnudas posaderas lingüísticas tan pronto conocen que han conseguido uno de los sillones con nombre de letras. Este comportamiento, además, es tan previsible como una ley física, créanme: se cumple irremediablemente y sin excepción alguna. Se me viene a la memoria, por ejemplo, el caso de Arturo Pérez Reverte, quien confesó —sin duda con el pecho henchido del orgullo hispano que lo caracteriza— que junto a él entraban en la Academia «todos sus lectores», y que su primera tarea en esta institución sería la de «escuchar y aprender». Es bien conocido por todo aquel que lo haya leído que Arturo Pérez Reverte es un cachondo en toda regla, pero hay que reconocer que aquí el escritor cartagenero se superó a sí mismo. Porque quien ingresó en una institución cultural dedicada a la lengua española sin pasar por una Facultad de Filología —que es donde los lingüistas van a «escuchar y aprender»— es él; quien aumentó su caché al hacerlo es él; quien a partir de entonces va de gañote a los Congresos de la Lengua que se celebran en América es él; y es él, en definitiva, quien aceptó ser académico de la lengua sin merecerlo; no por deméritos literarios, sino por deméritos científicos. Sus lectores no tienen la menor culpa de que a Reverte le atraigan los honores, seamos justos; bastante tienen ya con leer los comentarios machistas y carpetovetónicos que adornan muchas de sus obras literarias y la mayoría de sus artículos periodísticos. A cada uno, lo suyo. <br />Javier Marías, amigo y compañero de fatigas de Pérez Reverte, también ofreció en su día un buen ejemplo de esta guasa académica tan socarrona de la que yo disfruto enormemente. Tras conocer su nombramiento, Marías confesó sin empacho alguno que «no entendía por qué la Academia admitía en su seno a novelistas», ya que la labor de estos era «bastante pueril». Es difícil mostrar mayor desparpajo e ironía a la hora de aceptar un cargo, no me lo nieguen: es como cuando Groucho Marx afirmaba que jamás ingresaría en un club donde admitieran a gente como él. Y que conste que yo coincido con Javier Marías en lo principal: yo tampoco entiendo el criterio de la Real Academia Española a la hora de admitir nuevos miembros. No entiendo que en una academia de la lengua las decisiones lingüísticas las tomen escritores, biólogos, almirantes, sicólogos, arquitectos o periodistas. Tampoco comprendo que personas cultas y de gran talla intelectual y profesional —como muchos de los miembros de la RAE— admitan un cargo y una responsabilidad teórica para la que lisa y llanamente no están preparados. Así pues, o están locos estos académicos nuestros… o son unos guasones. Porque, díganme: ¿A quién en sus cabales se le ocurriría encargar la redacción de un diccionario a un poeta, por más genial que este pudiera ser? ¿Quién, con un poco de sentido común, escogería para redactar una gramática a un novelista, aunque fuese Premio Nobel? ¿En qué cabeza cabe, por tanto, que podamos tomarnos en serio a una institución en la que muchos de sus miembros declaran no tener ni idea de lo que hacen allí? El funcionamiento de la Academia Española es pura locura o pura broma, ya les digo, y por eso me resulta tan jocoso comprobar cómo mucha gente incluso considera que esta institución es ejemplo de seriedad y buen hacer: ¡bendita inocencia!<br />En fin, para mi deleite particular, lo paradójico de este comportamiento irracional y caduco que confunde un arte, la literatura, con una ciencia, la gramática, radica en que no es exclusivo de la Academia Española, sino que lo practican la mayoría de academias de la lengua. Un ejemplo muy claro de esto que les cuento tuvo como protagonista al director de la Euskaltzaindia, la Academia de la Lengua Vasca. Esta institución, que se encarga de elaborar la ortografía, el diccionario y la gramática del euskera, rechazó en su día al lingüista vascofrancés Xarles Videgain para admitir poco después a un ingeniero industrial, Andoni Sagarna, y a un escritor, Bernardo Atxaga. Con la intención de justificar ante los medios el extraño criterio de su institución a la hora de escoger nuevos miembros, el director de la Academia Vasca, el notario Andrés Urrutia, no dudó en resaltar ante la prensa las excelencias y el compromiso de este último: <br /><br />Hay quien piensa que le hemos dado un premio nombrándole euskaltzaina [miembro de la Academia Vasca]. En realidad, le hemos llamado para trabajar. <br /><br />Si el señor Urrutia hubiese tenido en cuenta la ley inmutable de la que les vengo hablando, esa que establece que un escritor recién elegido académico lo primerito que hace es el ridículo, entonces el director de la Academia Vasca se habría cuidado muy mucho de efectuar tales afirmaciones, porque al bueno de Bernardo Atxaga le faltó tiempo para declarar ante la prensa: <br /><br />La pregunta debería ser qué tipo de trabajo puedo hacer. Porque es evidente que no puedo aportar mucho a las cuestiones intrínsecamente lingüísticas. Yo no puedo hacer gramáticas ni diccionarios, ni puedo ayudar en esos quehaceres. Lo que sí puedo hacer con más dedicación es esa tarea de cara al exterior. […] Sería una especie de propagandista de la lengua en el extranjero. <br /><br />Vamos, que Atxaga ingresaba en la Academia Vasca para trabajar… de relaciones públicas: acabáramos. Así se entiende que Xarles Vidagain fuera rechazado en esta institución; así se entiende también que la propia RAE desestimara en su día la candidatura del lingüista Antonio Quilis para dejar sitio a Juan Luis Cebrián; así se entiende que la RAE escoja ahora a Soledad Puértolas cuando no hace tanto le negó el asiento al subdirector de ¡su propio Instituto de Lexicografía!, Rafael Rodríguez Marín, un lingüista competente que abandonó la institución poco después, no se sabe si por hastío o por vergüenza torera. Así se entiende, en definitiva, que la Academia haya tenido que recurrir a gramáticos y lingüistas ajenos a su seno para elaborar la nueva Gramática, la primera obra medianamente científica de toda su historia. Pero vaya, situaciones esperpénticas como estas no son raras cuando 31 de los 46 miembros de una academia de la lengua se dedican a las relaciones públicas y a la propaganda en vez de a la lingüística. Ese es el chiste con el que me vengo riendo desde hace ya muchos años.<br />En fin, ahora que se apagan en la prensa los ecos de la elección de Soledad Puértolas sé que me aguardan algunos meses de apatía hasta que la Academia elija a otro médico, a otro cineasta o a otro escritor, que bien podría llamarse Almudena Grandes, Elvira Lindo, Maruja Torres, Juan José Millás, Carlos Ruiz Zafón o cualquier otro peso pesado de nuestra liviana literatura actual; total, lo mismo daría uno que otro. Por eso les confieso que yo esperaré confiado y expectante, ya que estoy seguro de que sea quien sea el elegido —o la elegida— me proporcionará los mismos buenos ratos que Marías, Reverte o Puértolas, quien por cierto ya ha adelantado que su discurso de ingreso en la Academia versará sobre los personajes secundarios. Si me acepta el consejo, y en compensación por las risas que me he echado a costa de sus declaraciones, yo recomendaría a Soledad Púertolas que, en vez de citar a personajes literarios, fijara la vista y el ingenio en los escasos lingüistas de la institución en la que ingresa. Nada mejor para hablar de subalternos en el salón de plenos de la RAE que recordar a los científicos del lenguaje, los auténticos secundarios de la Real Academia Española. <br /><br /><span style="font-weight:bold;">Este artículo se terminó de escribir en Sevilla, a mediados del mes de febrero del 2010.<br /></span></div>Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-955301221252306827.post-90061047897021537872010-03-09T05:03:00.001-08:002010-03-09T11:22:22.232-08:00La expresión "me tienen los huevos al plato", ¿estará en el nuevo diccionario?<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://3.bp.blogspot.com/_-9uuHUGyqkk/S5ZSSMA6kqI/AAAAAAAABG4/A4uGgzafYtU/s1600-h/americanismos.jpg"><img style="float:left; margin:0 10px 10px 0;cursor:pointer; cursor:hand;width: 180px; height: 120px;" src="http://3.bp.blogspot.com/_-9uuHUGyqkk/S5ZSSMA6kqI/AAAAAAAABG4/A4uGgzafYtU/s320/americanismos.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5446631271767380642" /></a><br /> Bajo este titulo, el blog "Club de Traductores Literarios de Buenos Aires" publica un artículo de Jorge Aulicino, poeta, periodista y director de la Revista Ñ de Buenos Aires, sobre la aparición del Diccionario de Americanismos de la Real Academia Española. Tomando como base las declaraciones del Secretario General de la Asociación de Academias de la Lengua Española, Humberto López, Aulicino pone en blanco sobre negro una realidad que a muchos "nos tiene los huevos al plato": el espíritu centralista, con rancio sabor imperial, que anima la normativa que pretende imponer la RAE a 45O millones de castellanohablantes, de los cuales 400 millones hablamos un castellano no español.<br /> A continuación, el artículo de Aulicino.<br /><a onclick="return verocultar(this);"href="javascript:void(0);">[+/-]</a><div style="display: none;"><br /><span style="font-weight:bold;">Un caballo como el de Troya para entendernos mejor</span><br />Por Jorge Aulicino<br /><br />Ahora que el desgraciado terremoto en Chile convirtió el Congreso de la Lengua, que debía realizarse en Valparaíso, en un congreso virtual (se podrán ver en la red las ponencias), resulta más patético leer el texto que sigue, un recuadro en la edición del domingo pasado de Babelia, el suplemento de cultura de El País, de Madrid, cuyo tema de tapa es el idioma, en relación con el Congreso de la Lengua. El recuadro se refiere al Diccionario de Americanismos que ya apareció en España y aquí. Cada palabra de este breve texto parece acrecentar sus significados en medio de una nota más amplia cuyo copete asegura que el "español de América protagoniza el Congreso de la Lengua" y ahora que el Congreso no se celebra ya sobre tierra firme americana. Léase:<br /><br />"El diccionario de americanismos es fundamentalmente un diccionario descodificador, explica el Secretario General de la Asociación de Academias de la Lengua Española, Humberto López. El objetivo es que la gente conozca una palabra o expresión de América y se sitúe. Así todos los textos escritos allá pueden ser entendidos en el mundo. Es un diccionario, según López, que "viene a llenar un vacío. Hasta ahora si alguien quería conocer algún americanismo tenía que comprar o leer el diccionario de Moringo que lleva treinta y tantos años". // Se trata de una idea centenaria y puesta en marcha en 1998 con el trabajo de las 22 academias. Cada una propuso, envió, revisó y aprobó las palabras y definiciones coordinadas en Madrid. El diccionario es el más completo del léxico americano, tiene 2.500 páginas, más de 70.000 entradas, unas 120.000 acepciones, sinónimos y variantes en la mayoría de las voces, etimología y procedencia de las palabras en la mayoría de los casos. "Es un aire fresco que entra sobre todo para el público español. Un trabajo rompedor desde la lexicografía en general", y concluye López: "Se lo debíamos a los hispanoamericanos".<br /><br />Notas:<br /><br />"Diccionario descodificador": El redactor cita nada menos que al Secretario General de la asociación que reúne a las Academias de 22 países de lengua castellana; se refiere –el mentor– a que los americanos debemos ser pasados en limpio, pues al parecer, hablamos todos un slang, un código;<br /><br />"La gente": Sustantivo colectivo que parece englobar al mundo, exceptuados los americanos de habla castellana. En efecto, se trata de eso, pues el Secretario dice inmediatamente: "todos los textos escritos allá pueden ser entendidos en el mundo."<br /><br />"Cada uno propuso, envió, revisó y aprobó las palabras y definiciones coordinadas en Madrid": el orden no permite percibir claramente cómo se hizo el trabajo, ya que al parecer primero las palabras se propusieron y enviaron, y luego se las revisó y aprobó, coordinadas (las palabras) en Madrid. La oración trasmite que ha habido un confuso trabajo, en el que quizá las palabras se iban aprobando a medida que se las "coordinaba";<br /><br />"Un aire fresco para el público español": Confrontar con "la gente".<br /><br />"Un trabajo rompedor": Probablemente, rupturista. Quizá, molesto (en el sentido americano, específicamente argentino, de romper los huevos);<br /><br />"Se lo debíamos": ¿Los españoles coordinadores?<br /><br />"A los hispanoamericanos": A todos ellos.<br /><br />Me resisto, me debato, me contengo, me remuerdo, para no creer que este suelto ha sido dictado por algún improbable espíritu centralista del idioma, por una Casa de Indias de la lengua, pero está tan lleno de anfibologías y pleonasmos que me da espina. Que me cuelguen si los americanos somos un bloque lingüístico, por empezar, y si vale lo mismo, por ejemplo, decir aquí "pico" que decirlo en Chile, sin provocar allá una carcajada, al menos una sonrisa condescendiente. Y que me echen los galgos si no tenemos los americanos entre nos tantas cosas lexicográficamente distintas como los españoles con cualquiera de nosotros. Y que Dios y la Patria me lo demanden si entiendo que la Academia ha querido hacernos un regalo para que nosotros mismos nos entendamos. Y pongo los pies en polvorosa.<br /><br />Si este criterio de la RAE, que convierte en un bloque de americanismos a los chilenismos, peruanismos, paraguayismos, mexicanismos, etc.; es decir a nuestros léxicos diversos; es decir, los léxicos de la mayor parte de los hispanohablantes; si este criterio, digo, es el mismo que debe regir las traducciones... en fin, estamos en el horno (argentinismo por “en dificultades serias”, o directamente, por “condenados”). <br /></div>Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-955301221252306827.post-46903188687740039172010-02-27T08:00:00.000-08:002010-02-27T08:18:47.533-08:00La puntuación, según San Cortázar<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://1.bp.blogspot.com/_-9uuHUGyqkk/S4lDmDMxW7I/AAAAAAAABGA/rtvgOm9Chwc/s1600-h/cortazar.jpg"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;width: 200px; height: 120px;" src="http://1.bp.blogspot.com/_-9uuHUGyqkk/S4lDmDMxW7I/AAAAAAAABGA/rtvgOm9Chwc/s320/cortazar.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5442955945626917810" /></a><br /><span style="font-weight:bold;">Por Marcelo di Marco</span>, escritor y coordinador del taller Corte y Corrección <br /><br />Relean los cuentos de Julio Cortázar y abrirán una ventana a la libertad creadora. Verán cómo el aire fresco de la novedad arrasa con los machetes de los impotentes y revuelve los libretos aprendidos a lo loro. Mientras los profetas de la cultura light se sacan pelusa del ombligo, y bien intencionados teóricos meditan sosegadamente sobre tal o cual tornillito, la palabra límpida y salvaje de Cortázar pasa sobre todos ellos a la velocidad de la luz. <br /><br />Detengámonos en el comienzo de uno de sus mejores cuentos fantásticos para verificar cuán artero puede llegar a ser el uso adecuado —que no "correcto"— de los signos de puntuación.<br /><br /><a onclick="return verocultar(this);"href="javascript:void(0);">[+/-]</a><div style="display: none;"><br />En "<a href="http://www.literatura.org/Cortazar/culpe.html">No se culpe a nadie</a>", historia que integra la primera parte del libro Final del juego, Cortázar nos muestra qué peligroso es intentar ponerse un pulóver a los apurones, pegado a una ventana en un piso doce. Sobre todo, cuando la propia mano diestra se vuelve independiente para complicarnos mucho más las cosas; el procedimiento, caída libre mediante, terminará con la vida del personaje.<br /><br />Si hacen la prueba de leer el cuento en voz alta desde el principio, hacia el final se descubrirán casi gritando. Pídanle a algún amigo que lo lea, y le pasará lo mismo. El ritmo narrativo del relato es de una velocidad tal que sus casi tres páginas parecen suceder en un momento. No es que comience con lentitud y vaya acelerando; parte directamente a alta velocidad, quemando gomas:<br /><br />El frío complica siempre las cosas, en verano se está tan cerca del mundo, tan piel contra piel, pero ahora a las seis y media su mujer lo espera en una tienda para elegir un regalo de casamiento, ya es tarde y se da cuenta de que hace fresco, hay que ponerse el pull-over azul, cualquier cosa que vaya bien con el traje gris, el otoño es un ponerse y sacarse pull-overs, irse encerrando, alejando.<br /><br />Noten cómo todos los elementos de la frase marcan el tempo rápido: la puntuación intencionadamente "errónea", la equilibrada longitud, la utilización del verbo en presente, la variedad del tono siempre apresurado, tan nervioso como el personaje, que sabe que está llegando tarde a su encuentro. <br /><br />Pongámonos en la piel de un purista de la lengua, e intentemos puntuar el texto a la manera de ese culto caballero de antaño:<br /><br />El frío complica siempre las cosas. En verano se está tan cerca del mundo, tan piel contra piel... Pero ahora, a las seis y media, su mujer lo espera en una tienda para elegir un regalo de casamiento. Ya es tarde y se da cuenta de que hace fresco: hay que ponerse el pull-over azul, cualquier cosa que vaya bien con el traje gris. El otoño es un ponerse y sacarse pull-overs; irse encerrando, alejando...<br /><br />Relean atentamente las dos versiones, en lo posible en voz alta. Parece mentira que suenen tan diferentes. A pesar de que no hemos cambiado una sola palabra, la "nueva" versión —la "correcta"— suena tibiecita, humildona, tan sin vida... Parece, incluso, que hasta el concepto mismo ha cambiado.<br /><br />Todo el cuento seguirá desarrollándose así, a mil por hora, precipitándose hacia ese final de doce pisos. Gracias a la utilización estratégica de puntos y comas, Cortázar ha logrado adecuar su estilo a la materia narrativa que tiene entre manos.<br /><br />Eso es perfección.<br /></div>Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-955301221252306827.post-76673421817375678222010-02-26T09:47:00.000-08:002010-02-26T11:05:10.809-08:00El Diccionario del Diablo<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://1.bp.blogspot.com/_-9uuHUGyqkk/S4gKZUW9LCI/AAAAAAAABFw/qP_tMop_oYk/s1600-h/Bierce.jpg"><img style="float:left; margin:0 10px 10px 0;cursor:pointer; cursor:hand;width: 152px; height: 192px;" src="http://1.bp.blogspot.com/_-9uuHUGyqkk/S4gKZUW9LCI/AAAAAAAABFw/qP_tMop_oYk/s320/Bierce.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5442611579755244578" /></a><br /><br />Periodista y escritor, Ambrose Bierce (foto), nacido en Estados Unidos en 1842 y desaparecido en México, es recordado por su mordacidad e ironía. Hijo de un padre que se suicidó cuando tenía 5 años y abandonado luego por la madre junto con sus ocho hermanos, desempeñó los más diversos trabajos, peleó en la guerra civil de su país, deambuló por diferentes diarios y revistas y escribió cuentos y relatos en los que destiló su misantropía y críticas corrosivas contra la corrupción en la política estadounidense.<br /> Aunque tiene relatos que llevaron a considerarlo como un heredero de Edgar Allan Poe y Herman Melville, su <span style="font-weight:bold;"><a href="http://www.ciudadseva.com/textos/otros/dicdia01.htm">Diccionario del Diablo</a></span> es quizás la obra más representativa de su estilo caústico que le valió el apodo de “El amargo Bierce” (Bitter Bierce). Definiciones como la de la fe ("Creencia sin pruebas en lo que alguien nos dice sin fundamento sobre cosas sin paralelo") o la de la autoestima ("Evaluación errónea") lo pintan de cuerpo entero.<br /> Pero quizás lo que más define su vida y pensamiento fue la carta que dejó a sus familiares antes de partir hacia México, fechada en Washington el 1 de octubre de 1913, donde dice: “(…) Adiós — si oyes que he sido colocado contra un muro de piedra mexicano y me han fusilado hasta convertirme en harapos, por favor, entiende que yo pienso que esa es una manera muy buena de salir de esta vida. Supera a la ancianidad, a la enfermedad, o a la caída por las escaleras de la bodega. Ser un gringo en México — ¡ah, eso sí es eutanasia! (...)”.<br />En México, con sus 71 años, se unió en Ciudad Juárez al ejército de Pancho Villa como observador y llegó hasta Chihuahua, donde se desvanece su rastro. La última noticia cierta fue una carta que escribió a un amigo íntimo, fechada el 26 de diciembre de 1913. La Enciclopedia Británica dice que pudo haber muerto en el sitio de Ojinaga, en enero de 1914. Un documento de la época habla de la muerte de un “gringo viejo” en esa batalla. Pero, a ciencia cierta, nadie sabe qué pasó con él.Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-955301221252306827.post-70264480918106549322010-02-19T14:15:00.000-08:002010-02-19T14:36:53.324-08:00La nueva Gramática de la lengua española<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://4.bp.blogspot.com/_-9uuHUGyqkk/S38P5BUGUOI/AAAAAAAABEg/LL6w4tK8E1U/s1600-h/gramatica+1.jpg"><img style="float:left; margin:0 10px 10px 0;cursor:pointer; cursor:hand;width: 190px; height: 143px;" src="http://4.bp.blogspot.com/_-9uuHUGyqkk/S38P5BUGUOI/AAAAAAAABEg/LL6w4tK8E1U/s320/gramatica+1.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5440084347166544098" /></a><br /><br /><br /><span style="font-weight:bold;">Por Cristian Fallas</span>, filólogo y colaborador de la Academia Costarricense de la Lengua en la revisión del texto analizado.<br /><br /><br /><span style="font-weight:bold;">1. La Nueva gramática de la lengua española: su relación con otras obras académicas y algunas características generales<br /></span><br />1.1. Tal vez las dos diferencias más notorias con respecto a otras obras académicas son su amplitud y la atención que se presta a Hispanoamérica. Por esta razón se incluyen ejemplos de muchos autores de diversas nacionalidades y también se incluyen muchísimas variantes de uso de todos estos países. Además, se definen esas variantes cuando se trata de palabras o locuciones.<br /><br />1.2. En la Nueva gramática de la lengua española no se pone énfasis en las cuestiones normativas, sino en la descripción gramatical, lo cual se explica claramente en el prólogo (p. XLIII). El fin primordial de esta obra es mostrar cómo es y cómo funciona la lengua española, aunque también tienen cabida las recomendaciones de uso o los juicios normativos por ser una gramática académica.<br /><a onclick="return verocultar(this);"href="javascript:void(0);">[+/-]</a><div style="display: none;"><br />1.3. Como se explica en la página XLV, en la Nueva gramática de la lengua española se incluyen muchas citas textuales para representar distintos usos o variantes y describirlos, pero los autores de las obras citadas no se proponen necesariamente como modelos dignos de imitación; por consiguiente, no siempre son representantes de una norma determinada.<br /><br />1.4. A diferencia de la Nueva gramática de la lengua española, el Diccionario panhispánico de dudas y la Ortografía de la lengua española sí son obras concebidas con fines primordialmente normativos.<br /><br />1.5. En la Nueva gramática de la lengua española, lógicamente, tampoco se pone énfasis en las cuestiones ortográficas; sin embargo, hay algunos casos en los que se añaden algunas notas de este tipo e incluso se da alguna regla ortográfica nueva, como se verá más adelante.<br /><br />1.6. En la Nueva gramática de la lengua española no siempre se propone un solo análisis para los distintos fenómenos gramaticales. En los casos polémicos se incluyen las propuestas más generalizadas entre los especialistas. En otros casos se especifica cuál opción se elige para emplearla en el texto.<br /><br />1.7. Aunque la Nueva gramática de la lengua española no es una obra histórica, se incluyen muchas explicaciones relacionadas con etimologías, por ejemplo, o también se citan autores, palabras, acepciones, etc., de otras épocas para mostrar algún uso que existió hace siglos.<br /><br />1.8. La Nueva gramática de la lengua española se publicará en tres versiones. La versión amplia está dirigida a estudiosos de la lengua española.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">2. Partes de la Nueva gramática de la lengua española</span><br /><br />La obra se divide en tres partes: fonética, morfología y sintaxis, pero solamente se han publicado los tomos (dos) correspondientes a las dos últimas.<br />A continuación se mencionan algunos de los tantos temas de la obra que pueden ser relevantes o nuevos para muchos lectores, especialmente si se toman como base las otras gramáticas académicas. Los números que están entre paréntesis corresponden a los párrafos de la obra.<br />En el primer capítulo se explican muchos conceptos indispensables para comprender la obra. Se tratan las partes de la gramática y las unidades fundamentales del análisis gramatical (1.1a-1.13u).<br /><br /><span style="font-weight:bold;">2.1. Morfología</span><br />En esta parte solo se incluyen los aspectos relacionados con la formación de palabras (los atinentes a los morfemas), como el género, el número, la conjugación verbal y los afijos. También se detallan exhaustivamente los procedimientos para formar palabras, como la derivación, la prefijación y la composición.<br />Las clases de palabras o partes de la oración (sustantivo, adjetivo, preposición, etc.) son parte de la sintaxis.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">2.1.1. Género y número</span><br />2.1.1.1. Se explica claramente lo que significa género no marcado y se aclara que no es necesario usar el desdoblamiento de género, como las niñas y los niños, siempre que el género no marcado sea suficientemente explícito para abarcar a los dos sexos: masculino y femenino (2.2a-2.2l).<br /><br />2.1.1.2. Al igual que se hace en otros estudios gramaticales, en vez de referirse a los sustantivos de género común y sustantivos de género ambiguo, se habla de sustantivos comunes en cuanto al género y sustantivos ambiguos en cuanto al género (2.4).<br /><br />2.1.1.3. Se ejemplifican muchos usos de sustantivos y locuciones nominales, entre los cuales están los siguientes: pitonisa (femenino de pitón), sacerdote (común en cuanto al género, pero también existe el femenino sacerdotisa), testigo (común en cuanto al género), azúcar (ambiguo en cuanto al género cuando se emplea en singular, pero masculino cuando se usa en plural: los azúcares), cabeza de familia (común en cuanto al género), modisto (masculino), modista (común en cuanto al género), autodidacta y políglota (comunes en cuanto al género) junto a autodidacto y polígloto (masculinos), poeta (común en cuanto al género), poetisa (forma femenina rechazada por las propias escritoras), jefe (común en cuanto al género) junto a jefa (femenino), cliente (común en cuanto al género) junto a clienta (femenino), presidente (común en cuanto al género) junto a presidenta (femenino), jurado (común en cuanto al género cuando significa ‘miembro de un jurado’), jueza (femenino usado en varias zonas, pero no en otras, como fiscala o médica), cabo (común en cuanto al género), soldado (común en cuanto al género), árbitra (femenino de árbitro), notaria (femenino de notario), matemática (femenino de matemático), física (femenino de físico), informática (femenino de informático), música (femenino de músico), política (femenino de político), química (femenino de químico), perita (femenino de perito), agravante (ambiguo en cuanto al género), interrogante (ambiguo en cuanto al género), armazón (ambiguo en cuanto al género), pelambre (ambiguo en cuanto al género), maratón (ambiguo en cuanto al género), sartén (ambiguo en cuanto al género) (2.3j, 2.4a, 2.4i, 2.5d, 2.5e, 2.5h, 2.5j, 2.5m, 2.6a, 2.6c, 2.6f, 2.6g, 2.8a, 2.8e, 2.8f, 2.8g, 2.8l).<br /><br />2.1.1.4. Se recomienda evitar discordancias como taller automotriz a pesar de estar muy extendidas. Se recomienda, por tanto, emplear en su lugar las formas concordadas: taller automotor (2.3n).<br /><br />2.1.1.5. Se recomienda evitar el uso de analfabeta como sustantivo común en cuanto al género: el analfabeta/la analfabeta (2.5d).<br /><br />2.1.1.6. El uso femenino del sustantivo calor no pertenece al español estándar (2.8b).<br /><br />2.1.1.7. El sustantivo miembro es epiceno, pero también puede emplearse como común en cuanto al género (el/la miembro). No se recomienda la forma miembra (2.9f).<br />2.1.1.8. Se admiten dos plurales para los sustantivos y adjetivos que acaban en -í: ají (ajíes, ajís), jabalí (jabalíes, jabalís), etc., aunque en la lengua culta se prefiere el morfema -es. Se emplea más la forma en -es en los gentilicios y nombres de etnias: marroquí (marroquíes), pero también se considera correcta la forma en -s: marroquís. Lo mismo ocurre con los acabados en -ú: bambú (bambúes, bambús), canesú (canesúes, canesús). Algunos sustantivos se usan casi siempre con -s, como ocurre con champús o menús (3.2e-3.2j).<br /><br />2.1.1.9. Alternan las variantes metrópoli y metrópolis, efeméride y efemérides en singular (3.2r).<br /><br />2.1.1.10. Se incluyen los plurales de las letras, entre las cuales se mencionan a (aes), e (es), i (íes), o (oes), u (úes), ka (kas), cu (cus), i griega (íes griegas), doble u (dobles úes) (3.2w-3.2x).<br /><br />2.1.1.11. Las palabras pro y contra reciben normalmente los morfemas de plural cuando se emplean como sustantivos: los pros y los contras (3.2z).<br /><br />2.1.1.12. El plural de té es tés (con tilde) (3.2z).<br /><br />2.1.1.13. Se recomienda emplear el morfema -s para pluralizar los latinismos en -t y en -m: déficit (déficits), superávit (superávits), médium (médiums), quórum (quórums), etc. (3.3e-3.3i).<br /><br />2.1.1.14. No se recomienda usar las formas plurales latinas en -a: los currícula, unos memoranda (3.3j).<br /><br />2.1.1.15. Se distinguen los plurales maltratos (correspondiente al sustantivo maltrato) y malos tratos (del grupo sintáctico mal trato) (3.5g).<br /><br />2.1.1.16. Se admiten dos plurales en algunas piezas léxicas que se escriben de dos formas por tener dos componentes: el arcoíris (los arcoíris), el arco iris (los arcos iris); puercoespín (puercoespines), puerco espín (puercos espines); medioambiente (medioambientes), medio ambiente (medios ambientes), pero se prefiere el uso de la grafía en una sola palabra (3.5h-3.5i). Estos componentes se estudian en el párrafo 11.7c.<br /><br />2.1.1.17. Se recomienda pluralizar únicamente el primer elemento de los compuestos del tipo nombre + nombre en los que el segundo componente es determinativo: años luz, camiones cisterna, casas cuna, coches bomba, niños prodigio, etc. (3.5p), aunque hay casos de alternancia, como países satélite/países satélites y otros más (3.5q). Este tema se estudia específicamente en los párrafos 11.5f-11.5ñ.<br /><br />2.1.1.18. Se tratan los plurales de las abreviaturas, las siglas, los acrónimos y los acortamientos: cap. (caps.), Dr. (Dres.), Relaciones Públicas (RR. PP.), los súper, películas porno, horas extra/extras, las ONG (no se recomienda las ONGs), los módems, los radares (3.7a-3.7ñ).<br /><br /><span style="font-weight:bold;">2.1.2. Flexión verbal</span><br />2.1.2.1. Las formas verbales se descomponen en cuatro partes: raíz, segmento VT (vocal temática), segmento TM (tiempo y modo, y se considera que el primero abarca al aspecto), segmento PN (persona y número) (4.1c y ss.).<br /><br />2.1.2.2. Se emplea la terminología del Esbozo junto a la de Bello (4.1k y 4.15.).<br /><br />2.1.2.3. Se prefieren las formas alineo, alineas, etc., en vez de alíneo, alíneas, etc. (4.8e).<br /><br />2.1.2.4. No se consideran pertenecientes a la lengua culta conjugaciones como estas: negoceo, financea, rocea. Las formas cultas son negocia, financia, rocía (4.9d).<br /><br />2.1.2.5. Los verbos agriar, expatriar, paliar, repatriar se pueden conjugar con hiato o diptongo: agría/agria; expatría/expatria, etc. (4.9h).<br /><br />2.1.2.6. Los verbos en -cuar también pueden tener formas diptongadas o con hiato: adecúa/adecua, evacúa/evacua, licúa/licua (4.9i).<br /><br />2.1.2.7. Alternan las formas con diptongo y las regulares en el caso de templar y destemplar. Se prefiere la variante sin diptongo en el caso del verbo invernar: inverno, invernas, etc. Lo mismo con hibernar (4.10e).<br /><br />2.1.2.8. El verbo engrosar puede emplearse con diptongo o como regular: engrueso/engroso, pero se prefiere la conjugación con diptongo (4.10k).<br /><br />2.1.2.9. Los verbos bendecir y maldecir, a diferencia del verbo decir, no presentan síncopa de las grupo ec en el futuro y el condicional simples: bendeciré, maldeciré; bendeciría, maldeciría, etc. En cambio, los verbos desdecir, contradecir y predecir pueden conjugarse con síncopa o sin ella en esos mismos tiempos: prediré/predeciré, prediría/predeciría, etc. (4.11a).<br /><br />2.1.2.10. Se considera incorrecta la conjugación de mecer y remecer como agradecer: mezco, remezca, etc. (4.11b).<br /><br />2.1.2.11. El verbo abolir, considerado tradicionalmente defectivo, ahora puede emplearse en todas sus formas (sin diptongación): abolo, aboles, abolen, etc. Lo mismo ocurre con los verbos compungir y desabrir (4.14d).<br /><br />2.1.2.12. En los modelos de conjugación se incluyen las formas correspondientes al uso de vos y usted(es) (4.15).<br /><br /><span style="font-weight:bold;">2.1.3. Formación de palabras</span><br />2.1.3.1. Se incluyen listas sumamente detalladas de sufijos y prefijos. Además, se explican los orígenes de muchos de ellos y hasta se detallan algunos procedimientos empleados en latín para formar palabras. Hay preferencia por el análisis sincrónico, pero también se explican algunos análisis diacrónicos. Por citar tres de los tantos casos, véanse los párrafos: 7.1, 7.14a y 8.2.<br /><br />2.1.3.2. En estos capítulos se citan muchísimos ejemplos de variantes empleadas en muchos países; incluso se especifica en qué lugares se usan determinadas palabras y se explican sus correspondientes significados. Por citar dos de los muchos casos, véanse los ejemplos de sustantivos derivados en -zón citados en el párrafo 5.3j: apretazón, bebezón, estremezón, matazón, etc., y los diminutivos (9.5 y 9.6).<br /><br />2.1.3.3. Se diferencian la derivación por sufijación y la derivación por parasíntesis (8.1b, 8.1h-8.1i).<br /><br />2.1.3.4. Se destaca la relación entre morfología y sintaxis que se explica en muchos párrafos, como los complementos que admiten los sustantivos derivados con determinados sufijos. Por citar alguno, véase el caso de los sustantivos en -miento (5.4g-5.4i).<br /><br />2.1.3.5. Se detallan las direcciones de los procesos derivativos, especialmente con sustantivos derivados con los sufijos -a, -e, -o: criterio histórico, formal y lexicográfico, y se explica la propuesta del sufijo nominal nulo (5.7a-5.7g).<br /><br />2.1.3.6. Entre los sustantivos en -ia se incluye ventriloquía junto a ventriloquia (6.3h), aunque el DRAE solo recoge la última forma.<br /><br />2.1.3.7. Los sufijos se enuncian junto con los morfemas de género: -oso/-osa, etc.<br />2.1.3.8. Se considera correcta la variante lejísimo (7.4d).<br /><br />2.1.3.9. No se recomienda emplear el superlativo antigüísimo en lugar de antiquísimo (7.4i).<br /><br />2.1.3.10. También se presta atención a usos muy recientes, como las creaciones de adjetivos en -érrimo con intención sarcástica o paródica: guapérrimo, etc. (7.4n); adjetivos en -al: abundancial, controversial, creacional, etc. (7.7ñ); o adjetivos en -ble con bases sustantivas: presidenciable, etc. (7.10p).<br /><br />2.1.3.11. Las variantes verbales también ocupan muchos párrafos. Véase, por ejemplo, el caso de los verbos que terminan en -ear: abanicar/abaniquear, agujerar/agujerear, etc. (8.5a-8.5k).<br /><br />2.1.3.12. Los prefijos se clasifican según varios criterios, tal como se hace en otros estudios gramaticales. Se clasifican en adjetivales, adverbiales y preposicionales, o en separables (ex marido, comité pro derechos humanos, la no intervención, manifestaciones anti-OTAN, entre otros) e inseparables (interminable, alocar, excarcelar, antediluviano y muchos más) (10.2f). En esto hay cierta relación con la capacidad para incidir sobre elementos léxicos mayores a la palabra, lo cual tiene implicaciones ortográficas. Precisamente por esta razón, en la próxima edición de la Ortografía habrá una sección sobre la escritura de las palabras prefijadas, y se explicará en qué casos se usan los prefijos con guion, separados de la base o unidos a esta.<br /><br />2.1.3.13. Se establecen las relaciones entre prefijación y sintaxis (10.4a-10.4t).<br /><br />2.1.3.14. También se expone la preferencia por una grafía específica, como en el caso del prefijo separable ex: ex ministro (10.4g), de manera que se mantiene la norma expuesta para este prefijo en el Diccionario panhispánico de dudas.<br /><br />2.1.3.15. Se dedican varios párrafos a otras clasificaciones de los prefijos: de sentido locativo, de sentido temporal y aspectual, de incidencia argumental (reflexivos, recíprocos y colectivos), cuantificativos, gradativos y escalares, negativos, opositivos y de actitud favorable (10.5a-10.11i).<br /><br />2.1.3.16. El prefijo auto- sirve para expresar énfasis, entre otras cosas, como en medicarse/automedicarse, lesionarse/autolesionarse, etc. (10.7a-10-7c).<br /><br />2.1.3.17. El prefijo cuasi- puede escribirse separado de la base o unido a ella, pero no se recomienda el empleo del guion (10.9q).<br /><br />2.1.3.18. Se recomienda usar guion después del prefijo anti- cuando este se antepone a nombres propios, como en anti-OTAN, etc. (10.11g).<br /><br />2.1.3.19. No se recomienda emplear la forma paraolímpico (10.12f).<br /><br />2.1.3.20. En la palabra homofobia aparece el acortamiento de la palabra homosexual (homo), no el prefijo homo-, que expresa igualdad o semejanza (10.12i).<br /><br />2.1.3.21. Los compuestos se clasifican en propios o univerbales, sintagmáticos y sintácticos o locuciones nominales (11.1b-11.1k).<br /><br />2.1.3.22. Se estudia la relación entre la composición y la sintaxis (11.2a-11.2v).<br /><br />2.1.3.23. Se estudian las propiedades fonológicas de las palabras compuestas (11.4a-11.4l).<br /><br />2.1.3.24. Se admiten las acentuaciones -scopia y -scopía (laringoscopia, laringoscopía, etc.), y también se aceptan dos acentuaciones para las palabras que terminan en el elemento -sfera (biosfera, biósfera, etc.). En el caso de atmósfera, se prefiera la acentuación esdrújula (11.4c).<br /><br />2.1.3.25. Se prefiere la acentuación llana en los compuestos con -gramo: decigramo, miligramo, excepto en Chile, donde se usan habitualmente las formas esdrújulas (11.4g).<br /><br />2.1.3.26. Alternan las formas subibaja y subeibaja (11.4l).<br /><br />2.1.3.27. Se recomienda usar guion en los compuestos de adjetivos cuando el primero de estos conserva íntegra su terminación (árabe-israelí) y también cuando el radical en -o (ruso-) coincide con la forma libre (ruso). Se acepta usar el guion o no cuando las formaciones no se consideran unidades acuñadas: ruso-canadiense o rusocanadiense. En caso de que los miembros de un componente mantengan su denotación independiente, se usa el guion (diálogo hebreo-musulmán); en cambio, si el compuesto se interpreta como fusión de los componentes, no se usa el guion (escritor hispanofrancés) (11.6g-11.6i).<br /><br />2.1.3.28. Los compuestos verbonominales se estudian detalladamente en los párrafos 11.8a-11.8x.<br /></div>Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-955301221252306827.post-91002426686752802082009-10-06T06:38:00.000-07:002012-05-12T08:54:39.209-07:00¿«Dígalo bien» o «Dígalo como a mí me gusta»?<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgngzhF_N3vvH-xDFpjVa0psaZ5VY9VGx-AoX2nsJ3pJUIUg70WmQDwh1MJTKPO4GLbbfQdKbtfPxoUSZVlToXyUZeTWt1E_3J6NhyphenhyphenUuAtyRFAU7EPkWqqVxfelrDRj6obAsWbiDkZUOXUN/s1600-h/Acaemia+lengua+EEUU.jpg"><img alt="" border="0" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5389481560439599170" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgngzhF_N3vvH-xDFpjVa0psaZ5VY9VGx-AoX2nsJ3pJUIUg70WmQDwh1MJTKPO4GLbbfQdKbtfPxoUSZVlToXyUZeTWt1E_3J6NhyphenhyphenUuAtyRFAU7EPkWqqVxfelrDRj6obAsWbiDkZUOXUN/s320/Acaemia+lengua+EEUU.jpg" style="cursor: hand; cursor: pointer; display: block; height: 147px; margin: 0px auto 10px; text-align: center; width: 320px;" /></a><br />
<span style="font-weight: bold;">Silvia Senz </span>(<a href="http://addendaetcorrigenda.blogia.com/">Addenda et Corrigenda</a>)<br />
<br />
Hace unos días, al hablar <a href="http://addendaetcorrigenda.blogia.com/2009/100102--en-que-espanol-se-publica-en-estados-unidos-.php">aquí</a> sobre el español (o los españoles) de los libros que se publican en Estados Unidos, ya aludimos a la febril actividad que la <a href="http://www.anle.us/">Academia Norteamericana de la Lengua Española</a> (ANLE) despliega para enmendar la plana a los anglicados latinos del país.<br />
<a href="javascript:void(0);">[Sigue +/-]</a><br />
<div style="display: none;">
<br />
Según hemos sabido por la <a href="http://www.fundeu.es/Noticias.aspx?frmOpcion=NOTICIA&frmFontSize=2&frmIdNoticia=2662">Fundación del Español Urgente</a> (Fundéu), la ubicua ANLE también participa desde hace poco en el informativo matutino Noticias Univision 41 Al Despertar con el microespacio «Dígalo bien», gracias al cual todos los miércoles los televidentes pueden desayunarse con dos consejos idiomáticos ofrecidos por el director de la institución, Gerardo Piña-Rosales, el secretario Jorge Ignacio Covarrubias, y el coordinador de Información, Daniel R. Fernández. Algunas de sus notas normativas pueden verse ya en la <a href="http://www.univision.com/content/content.jhtml?cid=2018041#p">página del programa</a>. De entre los cuatro avisos disponibles, seleccionamos el del doctor Piña-Rosales, dedicada al uso del verbo ignorar. Véanlo antes de seguir leyendo: <a href="http://www.univision.com/content/video.jhtml?cid=2099516">No me hicieron caso</a><br />
<br />
Nótese ahora lo que dice al respecto el Diccionario de la Real Academia Española (de referencia para todas las academias asociadas de la lengua española), ya desde el 2001:<br />
<br />
<span style="font-weight: bold;">ignorar.</span><br />
<br />
(Del lat. ignorāre).<br />
<br />
1. tr. No saber algo, o no tener noticia de ello.<br />
<br />
2. tr. No hacer caso de algo o de alguien.<br />
<br />
¡Que viva la <a href="http://www.rae.es/rae/Noticias.nsf/Portada4?ReadForm&menu=4">norma panhispánica</a>! Si ya lo vaticinó Juan Ramón Lodares (<a href="http://www.uce.es/DEVERDAD/ARCHIVO_2005/11_05/DV11_05_26lodares.html"><span style="font-style: italic;">El porvenir del español</span></a>, p. 100) al señalar las desventajas de un estándar pluricéntrico para el español: "El peligro general del pluricentrismo es fácil de entender: si todo vale, nada vale".<br />
<br />
Es decir: si todos mandan, nadie manda. Bienvenidos al feudalismo normativo.</div>Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-955301221252306827.post-60955508097469298472009-09-15T03:56:00.000-07:002009-09-15T05:23:21.865-07:00Puntuación<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjnziNXNoyhC8syzn1ZP7Sx1lVIq0PZlmhFi1Lp5LxF93HD3D9O9n0bqohNVGKKg8dwN3r8kOCXXK5kfLpF-yTSNetiRL6zcRhffwliM1Nd_ztojbjXSORWL8VOWiIGmJFVcGFMdvIe7Njc/s1600-h/puntacion.jpg"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;width: 210px; height: 232px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjnziNXNoyhC8syzn1ZP7Sx1lVIq0PZlmhFi1Lp5LxF93HD3D9O9n0bqohNVGKKg8dwN3r8kOCXXK5kfLpF-yTSNetiRL6zcRhffwliM1Nd_ztojbjXSORWL8VOWiIGmJFVcGFMdvIe7Njc/s320/puntacion.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5381646561252194658" /></a><br /><br />Hay variadas formas de puntuar un texto y muchas veces el uso de los signos de puntuación es arbitrario. En literatura hay obras que prescinden de la puntuación o apenas la usan. Así lo hicieron, por ejemplo, Gabriel García Márquez en El otoño del patriarca o José Saramago en Ensayo sobre la ceguera. Con estas libertades literarias, los escritores crean determinados efectos narrativos. Pero si lo que hacemos es periodismo, debemos ser muy precisos para evitar cualquier ambigüedad en nuestros textos y para ello es fundamental que estén correctamente puntuados, entre otras cosas.<br /><br />Una mala puntuación dificulta la comunicación con el lector y genera, en algunos casos, una idea distinta de la que queremos transmitir. Por ejemplo, el simple cambio de una coma de un lugar a otro de una oración puede modificar el sentido del texto. Una cosa es “se busca empleado, inútil presentarse sin referencias” y otra muy distinta es “se busca empleado inútil, presentarse sin referencias”.<br /><br /> A continuación, reproduzco la parte medular de <span style="font-style:italic;">Los signos de puntuación</span>, capítulo del libro <span style="font-style:italic;"><span style="font-weight:bold;">Palabras más, palabras menos</span></span>, escrito por las uruguayas <span style="font-weight:bold;">María Cristina Dutto, Silvia Soler y Silvana Tanzi</span>. En él, las autoras ofrecen un claro y breve resumen de las normas que rigen el uso del punto, la coma, los dos puntos, el punto y coma, los puntos suspensivos, los signos de interrogación y admiración, el paréntesis, las rayas, los guiones y las barras.<br /><br /><a onclick="return verocultar(this);"href="javascript:void(0);">[+/-]</a><div style="display: none;"><br /><span style="font-weight:bold;">El punto</span><br /><br />• El punto se emplea para indicar el final de una oración; señala que lo escrito antes es una unidad de sentido.<br /><br />• Los títulos y subtítulos no llevan punto final (y solo la primera letra va con mayúscula, a menos que contengan nombres propios).<br /><br />• No se pone punto tras los signos de interrogación y exclamación, tras los puntos suspensivos ni tras el punto de las abreviaturas.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">La coma</span><br /><br />Es el más problemático de los signos de puntuación debido a sus muchas funciones. Las comas pueden dividirse en dos grandes grupos:<br /><br /><span style="font-weight:bold;">1. Las comas que se utilizan solas. Su función es separar ideas y conceptos.</span><br /><br />• En las enumeraciones o series de términos equivalentes:<br /> Sus expresiones eran precisas, personales, cultas y chispeantes.<br /><br />• Antes de las conjunciones que indican excepción o inclusión (<span style="font-style:italic;">excepto, salvo, menos, aun, incluso…</span>):<br /> Le encantaba caminar por la escollera a media mañana, incluso cuando llovía.<br /><br />• Antes de las conjunciones que indican oposición o concesión (<span style="font-style:italic;">pero, mas, aunque, sino, si bien…</span>), cuando coordinan oraciones: <br /> Este pequeño cambio es positivo, pero parece insuficiente.<br /><br />• Para marcar la omisión del verbo:<br /> Los integrantes de la dirección ocuparon los primeros lugares; los<br /> estudiantes, los últimos.<br /><br /> En el ejemplo anterior, la coma sustituye al verbo (ocuparon) a fin de evitar la repetición.<br /><br />• Para separar lugar y fecha:<br /> Montevideo, 9 de abril de 1988.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">2. Las comas que se usan en pareja, cuya función es introducir incisos:</span><br /><br />• Aposiciones y subordinadas:<br /><br /> La pobre niña, <span style="font-style:italic;">asustada</span>, se escondió cuando lo vio entrar.<br /> El padre, <span style="font-style:italic;">que empezaba a cansarse</span>, nadaba con dificultad.<br /><br />Para saber si las comas están correctamente usadas se puede quitar el inciso o cambiarlo de lugar, y comprobar si la oración principal no pierde sentido:<br /><br /> La pobre niña, <span style="font-style:italic;">asustada</span>, se escondió cuando lo vio entrar.<br /> <span style="font-style:italic;">Asustada</span>, la pobre niña se escondió cuando lo vio entrar.<br /><br /> El padre, <span style="font-style:italic;">que empezaba a cansarse</span>, nadaba con dificultad.<br /> El padre nadaba con dificultad.<br /><br />• Vocativos (1) y fórmulas de tratamiento:<br /><br />Mire, <span style="font-style:italic;">señora</span>, yo no soporto a los niños.<br />Lo llaman, <span style="font-style:italic;">don Pepe</span>.<br /><br />• Conectores o marcadores textuales: <span style="font-style:italic;">por ejemplo, sin embargo, no obstante, por lo tanto, al contrario, por último, en efecto, así pues, ahora bien, ante todo, en cambio, por otra parte, en primer lugar, finalmente,</span> entre muchísimos otros.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Errores en el uso de la coma</span> (2)<br /> <br /><span style="font-weight:bold;">1. El más frecuente es la coma entre el sujeto y el verbo:</span><br /><br />*La discusión de aquella tarde, degeneró en trifulca.<br />*La playa pequeña, era el mejor retiro de aquellas vacaciones.<br /><br />En ninguno de los dos casos debe ponerse la coma antes del verbo. Sería correcta si estuviera abriendo un inciso:<br /><br />La discusión de aquella tarde, <span style="font-style:italic;">la peor de aquel verano</span>, degeneró en trifulca.<br />La playa pequeña, <span style="font-style:italic;">a la que iban selectos turistas</span>, fue el mejor retiro de aquellas vacaciones.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">2. En las series de ideas análogas aparece a veces una coma innecesaria antes de las conjunciones <span style="font-style:italic;">y</span>, <span style="font-style:italic;">ni</span> u <span style="font-style:italic;">o</span>:</span><br /><br />*Sirvieron asado, ensaladas, y postre.<br />*No sé si ir al cine, o quedarme leyendo.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">3. En los incisos, es frecuente que una de las comas se coloque mal.</span><br /><br />*La directiva del sindicato anunció, que a pesar de las negociaciones, continuará la huelga.<br />*El muchacho no sabía bien qué hacer, y por eso, se quedó allí parado.<br /><br />En el primer ejemplo, la coma debe ir después de <span style="font-style:italic;">que</span>; en el segundo, después de <span style="font-style:italic;">y</span>.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">4. También es común que se olvide una de ellas:</span><br /><br />*La enseñanza de la literatura cae con frecuencia, en el saber erudito.<br /><br /><span style="font-style:italic;">Con frecuencia</span>, que es un inciso, podría ir entre comas o bien sin comas, pero no con una sola.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">5. Nunca va coma antes de abrir paréntesis o rayas:</span><br /><br />*Su equipo, —¡ya era hora!— había ganado el primer partido en el exterior.<br />*Ian Lancaster Fleming, (Londres 1905-1965) creó el personaje de James Bond.<br /><br />La coma se coloca después de cerrar los paréntesis o rayas, pero solo si corresponde (es decir, cuando el enunciado lo requiere si se prescinde del inciso).<br /><br />Su equipo —¡ya era hora!— había ganado el primer partido en el exterior.<br />Ian Lancaster Fleming, novelista inglés (1905-1965), creó el personaje de James Bond.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Los dos puntos</span><br /><br />Hay tres funciones que pueden cumplir los dos puntos:<br /><br />1. Introducir la transcripción o cita de lo dicho por otra persona.<br />En sus consejos a escritores, García Márquez advierte: «Cuando uno se aburre escribiendo, el lector se aburre leyendo».<br /><br />2. Anunciar que tras ellos se nombran elementos implícitos en la primera frase.<br />Allí estaba toda la vida del campo: labradores, recolectores de frutas, cosechadores, hilanderas, sembradores…<br /><br />3. Indicar que la segunda frase es una consecuencia de la primera (en este caso, los dos puntos equivalen a las conjunciones porque, ya que, puesto que, por cuanto, pues, etcétera):<br /><br />El entrenador consultó el reloj: muy pronto sería hora de reunirse con su equipo.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">El punto y coma</span><br /><br />Tiene dos funciones básicas:<br /><br />1. Separar oraciones cuyas ideas son muy próximas y que no están unidas por conjunción.<br /><br />La propaganda se parece mucho a la publicidad; sin embargo, no tienen el mismo objetivo.<br /><br />2. Sustituir a la coma cuando esta puede dar lugar a confusión. En el siguiente ejemplo, el punto y coma sirve para separar grupos de términos equivalentes.<br /><br />Los preparativos del cumpleaños la dejaron agotada: fabricó los gorros, las piñatas y las sorpresitas; contrató un mago, un grupo de títeres y tres mozos; alquiló mesas, sillas y una carpa inflable para los más pequeños.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Los puntos suspensivos</span><br /><br />Los puntos suspensivos (que son tres y van juntos) se utilizan para transmitir la sensación de duda, inseguridad o vacilación, sobre todo en los diálogos:<br /><br />—Sí, lo respeto mucho, pero…<br /><br />En una transcripción, indican que el hablante no terminó la frase:<br /><br />También sería posible que el secretario… Que no se me malinterprete, por favor.<br /><br />También pueden sustituir a la palabra etcétera:<br />Tuvo que cambiar de ciudad, de trabajo, de amistades…<br /><br />Después de los puntos suspensivos pueden aparecer otros signos de puntuación —coma, punto y coma, dos puntos, cierre de interrogación o exclamación—, excepto el punto. Esa puntuación es la misma que correspondería si los puntos suspensivos no estuvieran. <br />Los puntos suspensivos entre corchetes o paréntesis rectos indican que se ha suprimido parte de un texto citado. En este caso se llaman <span style="font-style:italic;">puntos de elisión o puntos encorchetados.</span><br /><br />La fachada […] recordaba a los palacios venecianos.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Signos de interrogación y exclamación</span><br /><br />La función de estos signos se da por conocida. Sin embargo, al aplicarlos se pueden cometer algunos errores.<br /><br />1. En español, los signos de interrogación y exclamación abren y cierran. Eso se debe a que las preguntas no se anuncian mediante el orden de las palabras. Es un error usar estos signos solo al final de la oración.<br /><br />2. El signo de cierre se considera un punto, de modo que es incorrecto colocarle un punto inmediatamente después (<span style="font-style:italic;">*?.</span> o <span style="font-style:italic;">*!.</span>). Sí puede ir seguido de coma, punto y coma, dos puntos o puntos suspensivos.<br /><br />En textos informativos o argumentativos se aconseja usar estos signos con moderación.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Paréntesis</span><br /><br />Se utilizan principalmente para encerrar incisos que tienen poca relación con la oración principal: acotaciones, explicaciones, traducciones de términos extranjeros o poco conocidos, fechas, etcétera.<br /><br />En las elecciones de 1988, el Partido Socialdemócrata (PSD) fue el más votado (29,8% de los votos).<br />El programa de educación mediante vouchers (bonos o cheques educativos) fue propuesto hace cinco décadas por Milton Friedman.<br /><br />Cuando hay paréntesis dentro de paréntesis, los interiores se reemplazan por corchetes (al revés que en matemáticas):<br /><br />Jacques Le Goff: Histoire et mémoire, París: Gallimard, 1975 (publicado en italiano como Fare Storia [Turín: Einaudi, 1981] y en español como Pensar la Historia [Barcelona: Altaya, 1991]).<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Rayas, guiones y barras</span><br /><br />Se distinguen tres clases de guiones:<br /><br />1. Las rayas o guiones largos (—), que a su vez tienen dos funciones:<br />a) or¬ga¬nizar diálogos, marcando los cambios de hablante, y<br />b) encerrar incisos.<br /><br />2. Los guiones medianos, también llamados <span style="font-style:italic;">menos</span> o <span style="font-style:italic;">semirrayas</span> (–), que pueden usarse en lugar de las rayas, sobre todo en prensa y en ediciones económicas. Su función específica es el signo matemático de la resta. (3)<br /><br />3. Los guiones propiamente dichos (-), que se usan para cortar palabras al final de línea y en términos compuestos (<span style="font-style:italic;">económico-social</span>), así como para establecer los extremos de un período (<span style="font-style:italic;">1914-1918</span>, <span style="font-style:italic;">Montevideo-Pando</span>).<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Rayas</span><br /><br />Una de sus funciones es encerrar incisos cuya relación con la oración principal es menor que la de los incisos encerrados por comas. Cumplen así una función parecida a la de los paréntesis.<br />Las rayas abren y cierran, aunque el inciso esté al final de la oración. Solo se omite la de cierre cuando coincide con un punto y aparte (fin de párrafo).<br />En los diálogos, las rayas indican el cambio de hablante y también se usan para incorporar las aclaraciones del narrador.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Ubicación</span><br /><br />Cuando las rayas encierran un inciso, se colocan pegadas a este, con espacio antes de la raya de apertura y después de la de cierre.<br /><br />A pie se dirigió a Edimburgo —un viaje de casi doscientos kilómetros— para unirse al regimiento en que había servido su padre.<br /><br />Si coinciden con un signo de puntuación, este se coloca después de cerrar el inciso.<br /><br />Regresó acompañado del hijo mayor —entonces de 17 años—, quien no se despegó de su lado.<br /><br />Cuando indican un cambio de hablante en una entrevista o un diálogo, se colocan pegadas a la primera letra o signo. (4)<br /><br />—Tendremos que asegurarnos de que nadie abra el pico.<br />—Sí, pero cómo.<br />—¿Conoces algún método mejor que una bala en la cabeza de cada testigo?<br /><br />Si al transcribir un diálogo el autor intercala acotaciones o comentarios, estos se encierran entre rayas.<br /><br />—Sí. Fue Andy Sullivan —dijo el que parecía ser el jefe.<br />—Es fácil echarle la culpa a un muerto —bromeó el viejo.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Guiones y barras</span><br /><br />Es común confundir el uso de la barra (/) con el del guión (-), por influencia del inglés. En castellano la función es distinta y hasta opuesta.<br />El guión indica vinculación:<br /><br />En cada consultorio funciona un programa materno-infantil.<br /><br />A veces sustituye a la preposición <span style="font-style:italic;">a</span>:<br /><br />La Segunda Guerra Mundial (1939-1945)…<br />Este tema se trata en las páginas 179-192.<br /><br />En cambio, la barra indica disyunción, alternativa o contraposición:<br /><br />Se afirma que las neurosis/psicosis tienen su origen en la primera infancia.<br /><br />No se usa guión después de la partícula <span style="font-style:italic;">ex</span> (<span style="font-style:italic;">ex ministra, ex alumno</span>) ni después de la negación no (<span style="font-style:italic;">pacto de no agresión; no injerencia en los asuntos internos</span>). Tampoco se usa después de los prefijos —como <span style="font-style:italic;">anti-, auto-, bi-, bio-, contra-, (h)exa-, homo-, hetero-, infra-, inter-, intra-, mono-, multi-, neo-, pan-, penta-, pluri-, poli-, pos(t)-, pre-, pro-, semi-, (p)seudo-, (p)sico-, sub-, socio-, super-, supra-, tetra-, tra(n)s-, tri-, vice-</span>, etcétera—, que simplemente se unen a la palabra siguiente:<br /><br />antieconómico, infrahumano, pluripartidismo, sociocultural, vicepresidente.<br /><br />Solo se usa el guión cuando al prefijo le sigue un nombre propio, una sigla o una cifra:<br /><br />anti-Bush, pro-OSC, sub-23.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Notas</span><br /><br />1. El vocativo es la interpelación directa al interlocutor o al destinatario del texto.<br /><br />2. El asterisco (*) antepuesto indica que el ejemplo no es correcto.<br /><br />3. La <span style="font-style:italic;">raya</span> y el <span style="font-style:italic;">menos</span> no se encuentran directamente en el teclado. En Word para PC, la <span style="font-style:italic;">raya</span> se consigue presionando Ctrl + Alt + - (guión del teclado numérico) o Alt + 0151. El <span style="font-style:italic;">menos</span> se obtiene presionando Ctrl + - (guión del teclado numérico) o Alt 0150.<br /><br />4. Los ejemplos que siguen han sido tomados de Milton Fornaro: <span style="font-style:italic;">Si le digo le miento</span> <br /><br /><br /><br /><br /> </div>Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-955301221252306827.post-15920139551008624712009-09-10T14:00:00.001-07:002009-09-10T14:08:47.654-07:00Queísmo y dequeísmo<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEioszO92gjbXGg8jTY8ysiUZrx3xhdxRvfTIToC8MkmOMUtKbVsTGFiGnSFhdYCtJtNLFPFJ0UqDl7kNFladJ0_YcKr941L07qpSHm8W3_olyu-yHoGOHE8Z5wySVrXwRJ2gms1sRZZefeU/s1600-h/dequeismo.jpg"><img style="float:left; margin:0 10px 10px 0;cursor:pointer; cursor:hand;width: 180px; height: 240px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEioszO92gjbXGg8jTY8ysiUZrx3xhdxRvfTIToC8MkmOMUtKbVsTGFiGnSFhdYCtJtNLFPFJ0UqDl7kNFladJ0_YcKr941L07qpSHm8W3_olyu-yHoGOHE8Z5wySVrXwRJ2gms1sRZZefeU/s320/dequeismo.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5379946785316791170" /></a><br /><br /><span style="font-weight:bold;">Por Eduardo Kragelund</span><br /><br />El uso incorrecto de la preposición "de" ante una proposición introducida por la conjunción "que", llamado dequeísmo, ha sido duramente combatido en la prensa de muchos países de habla castellana. Sin embargo, el exceso de celo ha hecho que algunos periodistas caigan en el queísmo, una ultracorrección que consiste en cometer el error contrario. Es decir, la omisión automática de la preposición "de" cada vez que precede a la conjunción “que”. <br /> <br />A continuación transcribo algunos ejemplos planteados en el Diccionario Clave sobre cuándo se produce dequeísmo y cómo se puede evitar el error.<br /><a onclick="return verocultar(this);"href="javascript:void(0);">[+/-]</a><div style="display: none;"><span style="font-weight:bold;">- En oraciones subordinadas que funcionan como complemento directo: </span><br /> <br /> Ejemplos:<br /> <br /> Incorrecto: Aseguró de que iría <br /> Correcto: Aseguró que iría. <br /> <br /> <span style="font-weight:bold;"> - En oraciones subordinadas que funcionan como sujeto:</span> <br /> <br /> Ejemplos:<br /> <br /> Incorrecto: Es fácil de que ocurra <br /> Correcto: Es fácil que ocurra <br /> <br /> <span style="font-weight:bold;">- En oraciones subordinadas que funcionan como atributo:</span> <br /> <br /> Ejemplos:<br /> <br /> Incorrecto: Lo grave era de que nadie lo sabía <br /> Correcto: Lo grave era que nadie lo sabía. <br /> <br /> <span style="font-weight:bold;">- En casos en que es otra la preposición correcta:</span> <br /> <br /> Ejemplos:<br /> <br /> Incorrecto: Quedamos de que iríamos.<br /> Correcto: Quedamos en que iríamos.<br /><br /> Incorrecto: Coincidieron de que había que buscar una solución. <br /> Correcto: Coincidieron en que había que buscar una solución.<br /><br /> <br /><span style="font-weight:bold;">Cómo se evita el error</span><br /> <br /> Para saber si la preposición "de" es necesaria, se puede sustituir la oración subordinada por la palabra "eso". Si la preposición coincide con el sentido de la oración completa, significa que es necesaria. <br /> <br /> Ejemplos:<br /> <br /> Me acuerdo de que dijiste que no. <br /> Me acuerdo de (eso). <br /> <br /> Al reemplazar "que dijiste que no" por "eso", la preposición "de" mantiene el sentido original y por lo tanto es necesaria.<br /> <br /> Recuerdo de que dijiste que no. <br /> Recuerdo (eso). <br /> <br /> Al reemplazar "que dijiste que no" por "eso", la preposición "de" no mantiene el sentido original y por lo tanto no es necesaria. <br /><br /><br /><span style="font-weight:bold;">Otra fórmula para evitar el error</span><br /> <br /> Otra fórmula para saber si debemos o no usar la preposición “de” consiste en convertir la frase en una interrogación. Si en esta se mantiene la preposición y la pregunta se corresponde con el sentido de la oración original, significa que es necesaria. <br /><br /> Ejemplos: <br /> <br /> Me acuerdo de que dijiste que no. <br /> ¿De qué me acuerdo?<br /> (La preposición se mantiene y por lo tanto es correcta)<br /> <br /> Recuerdo de que dijiste que no. <br /> ¿Qué recuerdo?<br /> (Aquí desaparece la preposición y por lo tanto es incorrecta)<br /> </div>Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-955301221252306827.post-64517363331258614152009-09-01T09:24:00.000-07:002009-09-04T11:14:18.941-07:00El gerundio<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjg8CKY0OTcKuK1l_rF4oRG57OLTuz3jLFD8-0OoeYfGmV1O2ko3iyrL0D-Xg1VUgrbVmGuglYr10vVlYSz87oX9KwudW5SnqFT45TKz_MShTdqXMz0M3igUJg5Wz5OTk0teS680Th-aqQK/s1600-h/gerundio.jpg"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;width: 215px; height: 240px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjg8CKY0OTcKuK1l_rF4oRG57OLTuz3jLFD8-0OoeYfGmV1O2ko3iyrL0D-Xg1VUgrbVmGuglYr10vVlYSz87oX9KwudW5SnqFT45TKz_MShTdqXMz0M3igUJg5Wz5OTk0teS680Th-aqQK/s320/gerundio.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5376553555025339890" /></a><br /><span style="font-weight:bold;">Por Eduardo Kragelund</span><br /><br />El gerundio, junto con el infinitivo y el participio, es una de las tres formas no personales que tienen los verbos. Su uso, por lo tanto, es tan lícito como el de cualquier otra forma verbal.<br /> No obstante, a veces se abusa del gerundio o se usa mal, sobre todo en periodismo. “El abuso de él revela siempre pobreza de recursos y su uso en algunos casos es francamente incorrecto, dando lugar a ambigüedades”, advierte María Moliner en su Diccionario de uso del español. Por ejemplo, si decimos “vi a tu novia caminando con un amigo”, no se sabe quién caminaba con un amigo, la novia o la persona que te avisa que vio a tu novia.<br /> Este uso incorrecto del gerundio se ha incrementado por la creciente influencia del inglés, idioma en el que esta forma verbal es mucho más habitual y se usa de manera diferente al castellano.<br /><a onclick="return verocultar(this);" href="javascript:void(0);">[+/-]</a><div style="display: none;"><br /><span style="font-weight:bold;">Definición</span><br /><br />El gerundio expresa una acción en desarrollo –nunca una consecuencia– y por lo general tiene una función adverbial, que modifica el verbo. Es decir, se trata de un verbo subordinado a otro verbo principal, del que es complemento circunstancial de modo o expresa acción simultánea o anterior, nunca posterior.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Uso correcto</span><br />Es correcto usar el gerundio cuando expresa o es:<br /><br /><span style="font-weight:bold;">a) Una acción anterior o simultánea a la principal.</span><br /><br />Ejemplos:<br />Se ahogó intentando salvar a su perro.<br />Paseando por el campo encontró a su hermano.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">b) Un complemento circunstancial de modo, que describe cómo se realizó la acción.</span><br /><br />Ejemplos:<br />Lo hizo dando lo mejor de sí mismo.<br />Hablaba gritando.<br />Salió dando un portazo.<br /><br /><br /><span style="font-weight:bold;">c) Parte de una oración exclamativa, del lenguaje coloquial o en la que no hay verbo principal al que se pueda referir el gerundio, como se suele usar en los epígrafes de las fotos.</span><br /> <br />Ejemplos:<br />¡Emborrachándose otra vez!<br />–¿Qué hacés? –Ya ves, aquí, pasando el rato.<br />Maradona haciendo el mejor gol de la historia del fútbol.<br /><br /><br /><span style="font-weight:bold;">Uso incorrecto</span><br />Es incorrecto usar el gerundio cuando:<br /><br /><span style="font-weight:bold;">a) Significa algo que sucede con posterioridad o una consecuencia, llamado gerundio de posterioridad (entre paréntesis la forma correcta).</span><br /><br />Ejemplos:<br />Se tiró por la ventana, hiriéndose de gravedad.<br />(Se tiró por la ventana y se hirió de gravedad).<br /> <br />El agresor huyó, siendo detenido horas después.<br />(El agresor huyó y fue detenido horas después).<br /> <br />El ministro voló a París, asistiendo a una reunión de la OTAN.<br />(El ministro voló a París, donde asistió a una reunión de la OTAN).<br /><br />El presidente viajó a Washington, muriendo en el camino.<br />(El presidente viajó a Washington y murió en el camino).<br /><br />El avión se desplomó, muriendo todos sus ocupantes.<br />(El avión se desplomó y murieron todos sus ocupantes). <br /><br /><span style="font-weight:bold;">b) Intenta adquirir valor adjetivo y modificar a un sustantivo. Es decir, cuando el gerundio es usado como:</span><br /><br /><span style="font-weight:bold;">- Adjetivo especificativo, para enumerar o precisar el contenido de algo.</span><br /><br />Ejemplos:<br />La policía localizó un paquete, conteniendo drogas.<br />(La policía localizó un paquete que contenía drogas).<br /><br />Las bolsas conteniendo cocaína estaban en la casa.<br />(Las bolsas que contenían cocaína estaban en la casa).<br /><br />Se busca secretaria sabiendo inglés.<br />(Se busca secretaria que sepa inglés).<br /><br /><span style="font-weight:bold;">- El llamado gerundio de boletín oficial.</span><br /><br />Ejemplos:<br /><br />El congreso sancionó una ley, disponiendo…<br />(El congreso sancionó una ley y dispuso…; el congreso sancionó una ley que dispone…).<br /><br />El gobierno decretó el estado de sitio, ordenando…<br />(El gobierno decretó el estado de sitio, con el que ordenó…; El gobierno decretó el estado de sitio y ordenó).<br /><br />El decreto nombrando gobernador a Fulano…<br />(El decreto que nombra gobernador a Fulano…)<br /><br /><span style="font-weight:bold;">c) Suplanta a un sustantivo por influencia del inglés.</span><br /><br />Ejemplos:<br /><br />Escribiendo un editorial [Writing an editorial note]<br />(Escribir un editorial; la escritura de un editorial).<br /> <br />Planeando una reunión [Planning a meeting]<br />(Planificación de una reunión).<br /><br />En estos casos, a veces se puede usar el infinitivo, que sí puede desempeñar función de sustantivo en castellano.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Excepciones</span><br />La Real Academia Española sólo admite dos gerundios que pueden funcionar como adjetivos (hirviendo y ardiendo) cuando se omite el verbo estar.<br /><br /> Ejemplos: Se quemó con agua (que estaba) hirviendo.<br /><br /> Echó el cadáver en un horno (que estaba)<br /> ardiendo.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Corrección:</span> Dr. Gustavo Silva<br /></div>Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-955301221252306827.post-66737407013424316892009-08-18T16:02:00.000-07:002009-08-29T08:06:59.111-07:00¿Va con tilde?<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjyajbXk-_mIIdnyHQ849MJQDioeyqxnM9RXjRWdSZQHp_seVE0a01SLreqxGReqipRK03XFdecQaPXJnyZo6rPmjlW_OUgwN7pCPIeo0zkFDMs66J98HtRBUGV6vyTxIy7Lnj9-uG7KFKY/s1600-h/acentos.gif"><img style="float:left; margin:0 10px 10px 0;cursor:pointer; cursor:hand;width: 225px; height: 225px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjyajbXk-_mIIdnyHQ849MJQDioeyqxnM9RXjRWdSZQHp_seVE0a01SLreqxGReqipRK03XFdecQaPXJnyZo6rPmjlW_OUgwN7pCPIeo0zkFDMs66J98HtRBUGV6vyTxIy7Lnj9-uG7KFKY/s320/acentos.gif" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5371446138500429298" /></a><br /><span style="font-weight:bold;">Por Eduardo Kragelund</span><br /><br />Los periodistas vivimos peleando con el tiempo. Y justamente cuando el tiempo se nos viene encima, cuando estamos al borde de un cierre o el jefe nos mira de reojo preguntando cuándo vas a terminar el artículo que estás escribiendo, se nos forma una laguna y aparece una típica duda: ¿lleva o no lleva tilde?<br />Pero si exceptuamos la acentuación de los diptongos, triptongos y hiatos, que son más complejos y los trataré por separado, las reglas para saber si una palabra debe ir o no con tilde se pueden resumir en unos cuantos puntos que resultan fáciles de recordar.<br /><a onclick="return verocultar(this);" href="javascript:void(0);">[+/-]</a><div style="display: none;"><br /><b><span class="Apple-style-span" style="color:#3333FF;">Generalidades</span></b><br />Las palabras se clasifican en cuatro grupos principales, según su pronunciación:<br /><b>Agudas:</b> cuando el acento fonético recae en la última sílaba (a-<span class="Apple-style-span" style="color:#3333FF;">yer</span>, ha-<span class="Apple-style-span" style="color:#3333FF;">blar</span>, Ma-<span class="Apple-style-span" style="color:#3333FF;">drid</span>).<br /><span style="font-weight:bold;">Graves</span> (también llamadas llanas): cuando el acento fonético recae en la penúltima sílaba (a-<span class="Apple-style-span" style="color:#3333FF;">cen</span>-to, <span class="Apple-style-span" style="color:#3366FF;">fo</span>-ro, a-<span class="Apple-style-span" style="color:#3366FF;">mi</span>-go, <span class="Apple-style-span" style="color:#3366FF;">sies</span>-ta, za-<span class="Apple-style-span" style="color:#3333FF;">pa</span>-to, <span class="Apple-style-span" style="color:#3333FF;">ca</span>-rro).<br /><b>Esdrújulas:</b> cuando el acento fonético recae en la antepenúltima sílaba (<span class="Apple-style-span" style="color:#3333FF;">plá</span>-ta-no, a-<span class="Apple-style-span" style="color:#3333FF;">mé</span>-ri-ca, es-<span class="Apple-style-span" style="color:#3333FF;">tú</span>-pi-do...).<br /><b>Sobreesdrújulas</b>: cuando el acento fonético recae en sílabas anteriores a la antepenúltima (ra-pi-<span class="Apple-style-span" style="color:#3333FF;">dí</span>-si-ma-men-te).<br /><br /><span class="Apple-style-span" style="color:#3333FF;"><b>Reglas básicas</b></span><br /><b>Agudas</b>: llevan acento ortográfico o tilde las que terminan en <i>-n</i>, <i>-s</i> o vocal (pa-pá, ma-ní, le-ón, A-ra-gón, Pa-rís, pero no: ayer, caracol).<br />Excepción: no llevan tilde cuando terminan en <i>-s</i> precedida por otra consonante (robots, tic-tacs, Orleans).<br /><br /><b>Graves</b>: llevan tilde las que no terminan en <i>-n</i>, <i>-s</i> o vocal (tré-bol, már-mol, ár-bol, án-gel, pero no: casco, tipo, sangre, menos).<br />Excepción: llevan tilde cuando termina en <i>-s</i> precedida por una consonante (bíceps, fórceps, cómics).<br /><br /><b>Esdrújulas y sobreesdrújulas</b>: todas llevan tilde.<br />Ejemplo: plá-ta-no, A-mé-ri-ca, es-tú-pi-do, mur-cié-la-go, re-pí-te-me-lo, có-man-selas, de-mu-és-tra-me-lo, cár-ga-me-lo.<br /><br /><b>Singular y plural</b>: llevan el acento fonético en la misma sílaba (crimen, crímenes; nación, naciones). Sólo hay dos excepciones a esta regla: carácter, caracteres y régimen, regímenes.<br /><br /><b>Mayúsculas</b>: van con tilde si así lo exigen las reglas de acentuación (Álvaro, Ébano, África).<br /><br /><b><span class="Apple-style-span" style="color:#3333FF;">Monosílabos</span></b><br />Son las palabras de una sola sílaba que contienen una vocal o un grupo de vocales que forman diptongo o triptongo. Ejemplo: huir, liar, Luis, pie, fue, guion, fiais. Los monosílabos no se acentúan, salvo los que llevan tilde diacrítica.<br /><br /><span class="Apple-style-span" style="color:#3333FF;"><b>Tilde diacrítica</b></span><br />Algunas palabras pueden llevar o no tilde dependiendo de su significado. Por eso, este uso de la tilde se denomina diacrítico. Se enumeran a continuación los más importantes:<div><br /><b>Aún</b>: Lleva tilde cuando puede sustituirse por todavía (Aún la espera, este modelo tiene aún más potencia). No lleva tilde cuando se utiliza con el mismo significado de hasta, también, incluso (Aprobaron todos, aun los que no estudiaron nunca, puedes quejarte y aun negarte a venir, aun así, aun cuando quiera).</div><div><br /><b>Qué, quién, cuál, cuyo, dónde, cuándo, cómo:</b> Se tildan cuando cumplen una función interrogativa o exclamativa.<br /><br /><b>Este, ese, aquel y sus femeninos y plurales:</b> los pronombres demostrativos están eximidos de la acentuación ortográfica.<br /><br /><b>Tú, él, mí</b>: llevan tilde cuando son pronombres personales. No llevan tilde cuando cumplen la función de artículo (el caballo) o de adjetivos posesivos (tu auto, mi sombrero).<br /><br /><b>Sólo:</b> Podrá llevar tilde cuando cumpla una función adverbial. Es decir, cuando pueda sustituirse por solamente (Sólo tengo dos manos, me propongo sólo estudiar, estoy solo, me gusta el café solo).<br /><br /><b>Dé:</b> Se tilda cuando es una forma del verbo dar (Dé tiempo a que termine). No se tilda cuando es una preposición (el libro de clase).<br /><br /><b>Más:</b> Lleva tilde cuando es adverbio de cantidad, adjetivo o pronombre (Tu coche es más rápido que el mío, poneme más azúcar, no quiero más). No lleva tilde cuando se trata de una conjunción adversativa (Fue hasta la casa, mas no se fijó si estaba ocupada).<br /><br /><b>Sé:</b> Se tilda cuando es una forma del verbo saber (Sé bueno). No lleva tilde cuando actúa como pronombre (se vieron en la esquina).<br /><br /><b>Sí:</b> Lleva tilde cuando es adverbio de afirmación (Sí, estoy preparado). No lleva tilde cuando es una conjunción (Decime si es verdad).<br /><br /><b>Té:</b> Se tilda cuando se refiere a la infusión. No se tilda cuando es pronombre personal (Te llamo cuando llego).<br /><br /><b><span class="Apple-style-span" style="color:#3333FF;">Palabras compuestas</span></b><br />- Cuando una palabra pasa a formar parte de forma parte de otra, pierde el acento que le correspondía como palabra individual. Ejemplos: río, rioplatense; décimo, decimoséptimo; así, asimismo.<br /><br />- Sin embargo, en las palabras compuestas unidas por guiones, cada elemento conservará su pronunciación y acentuación: hispano-soviético, crítico-biográfico.<br /><br />- Los adverbios terminados en -mente se exceptúan de la regla anterior: llevan acento cuando lo lleva el adjetivo simple. Ejemplos: ágil, ágilmente; cortés, cortésmente.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Nota:</span> las reglas de acentuación de diptongos, triptongos y hiatos se explican aparte<br /><span style="font-weight:bold;">Fuentes:</span> <a href="http://www.elcastellano.org/">El castellano</a>, <a href="http://www.uamenlinea.uam.mx/materiales/lengua/ortografia-20%20jul/ortografia.html">Guía Ortográfica de la Universidad Autónoma de México</a>, <a href="http://www.wikilengua.org/index.php/Portada">Wikilengua</a>, <a href="http://buscon.rae.es/dpdI/">Diccionario panhispánico de dudas</a>.<br /><b>Corrección:</b> Dr. Gustavo Silva<br /></div></div>Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-955301221252306827.post-31999449003142713102009-08-18T13:26:00.000-07:002009-09-08T14:46:23.295-07:00Porque, porqué, por que y por qué<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5dzoi_Vit8m2Me3ysWtVJ78GpBzMyW3456PdbDPGcFjxDPxEQoN93r-RRqZZWvXl0I9k4FvBAaJQwsEiDzG5gXzlUJ8qailCAz7Laaf5XIOn35aqPGdj-nMqTwXdfns6_8IKZBTMyZ4rP/s1600-h/signo-de-interrogacion.png"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;width: 224px; height: 211px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5dzoi_Vit8m2Me3ysWtVJ78GpBzMyW3456PdbDPGcFjxDPxEQoN93r-RRqZZWvXl0I9k4FvBAaJQwsEiDzG5gXzlUJ8qailCAz7Laaf5XIOn35aqPGdj-nMqTwXdfns6_8IKZBTMyZ4rP/s320/signo-de-interrogacion.png" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5371403101219851986" /></a><br /><span style="font-weight:bold;">Por Eduardo Kragelund</span><br /><br />Cada día, en cada diario de habla castellana, encontramos metidas de patas relacionadas con estas palabras. Sin embargo, hay normas básicas, fáciles de recordar, que pueden ayudarnos. <br />A continuación, definiciones simplificadas de cada palabra y ejemplos de uso.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Porque</span> es una conjunción que permite enlazar una oración principal con otra subordinada que explica la primera (Decidí venir porque me lo pediste). <br /><br /><span style="font-weight:bold;">Porqué</span> es un sustantivo que significa causa, motivo o razón (Comprendo el porqué de tu actitud). <br /><br /><span style="font-weight:bold;">Por que</span> es una secuencia formada por la preposición por y el pronombre relativo que. Sustituye a “por el/la cual” (La razón por que fue condenado está clara). A menudo acompaña el verbo velar (El presidente debe velar por que se cumpla la Constitución). <br /><br /><span style="font-weight:bold;">Por qué</span> es una secuencia formada por la preposición por y el pronombre interrogativo qué. Se usa en oraciones interrogativas directas (¿Por qué estás enojado?) o interrogativas indirectas (Me gustaría saber por qué está enojado).Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-955301221252306827.post-10313655579150197202009-08-05T17:18:00.000-07:002009-08-05T17:28:56.624-07:00¡A las barricadas!<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://1.bp.blogspot.com/_-9uuHUGyqkk/Snojk6iF6OI/AAAAAAAAAlM/HVU79YbNDYw/s1600-h/barricadas.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 320px; height: 229px;" src="http://1.bp.blogspot.com/_-9uuHUGyqkk/Snojk6iF6OI/AAAAAAAAAlM/HVU79YbNDYw/s320/barricadas.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5366641023059880162" /></a><br /><span style="font-weight:bold;">Por Luis Carlos Salgado Díaz</span> *<br /><br />¡Compatriotas hispanohablantes. El castellano os necesita. El enemigo sajón nos invade y ha llegado la hora de luchar y defendernos! ¡Hermanos de América y España. Demostremos que somos dignos herederos del Cid y de Bolívar! ¡Hagamos frente al invasor! ¡A las barricadas, a las barricadas!<br /><a onclick="return verocultar(this);"href="javascript:void(0);">[+/-]</a><div style="display: none;">Bueno, tranquilos, no me he vuelto loco. Aunque no sé si seré de los pocos, la verdad, porque la soflama bélica con la que he comenzado estas líneas se queda en agua de borrajas comparada con el vocabulario que se está utilizando últimamente a la hora de afrontar el problema de los anglicismos. Y créanme, no les exagero: hace poco más de dos meses las Academias Hispanoamericanas acordaron formar un «frente común» contra el «acoso» al que nos está sometiendo el inglés. Pero no un frente común cualquiera, sino uno que actuará «como una fuerza de choque» y que será «muy beligerante» en la «defensa del idioma».<br /><br />Esta actitud victimista, pesimista o derrotista —llámenla como quieran— no responde en absoluto a la realidad del idioma, que ha demostrado a lo largo de sus diez siglos de existencia que sabe defenderse solito de la influencia de otras lenguas. Yo confío plenamente en la fortaleza del castellano, principalmente ahora que estamos empezando a aceptar que el español es de todos —y no sólo de los españoles—, que se habla igual de bien -o igual de mal- en todos los países hispanos y que la responsabilidad de utilizar el idioma con gusto, estilo y corrección es tarea común. Esto es lo realmente importante, que la gente sepa que la responsabilidad idiomática es suya.<br /><br />Sin embargo, lo que me parece bien es la propuesta de las Academias Hispanoamericanas de crear un Diccionario Normativo de Dudas para que podamos tener siempre a mano la traducción en español de los numerosos términos que está creando el inglés en casi todos los campos de la ciencia. Porque no hay duda de que para evitar préstamos de otros idiomas lo mejor que podemos hacer es crear nosotros las palabras. Y aquí radica uno de nuestros grandes problemas, porque desgraciadamente la creación científica -y especialmente en el terreno informático- es uno de nuestros puntos flacos.<br /><br />El otro es la pedantería y el esnobismo, que por cierto procede del inglés snob, y que significa utilizar palabras y expresiones de otros idiomas a los que se considera más prestigiosos. Así, por esnobismo o por pedantería, solemos decir bacon (léase beicon) por panceta, self service por autoservicio, match ball por pelota de partido, play off por eliminatoria, holding por grupo empresarial, overbooking por sobreventa —o por mala leche, depende de si le toca a uno o no—, tie break por desempate, airbag por protector de aire, o bolsa de aire. En fin, la lista es interminable, todo lo que suena a inglés está de moda. Y la culpa no es de los yanquis o de los pérfidos albiones, la culpa es básicamente nuestra. Especialmente de los medios de comunicación, un territorio salvaje donde cualquier anglicismo es siempre bienvenido, sobre todo si es innecesario y se refiere al mundo del deporte. Y, asómbrense, esto es todavía más común en España que en América. La cuna del idioma va a acabar siendo the cradle of the language.<br /><br />Ahora se ha puesto muy de moda entre los comentaristas deportivos españoles utilizar la expresión hat trick cuando un futbolista consigue tres goles. Es una voz inglesa que literalmente significa el «truco del sombrero». Viene de una antigua tradición británica por la cual al que destacaba en alguna competición festiva le regalaban un sombrero (antiguamente una prenda de prestigio). De ahí pasó al cricket —un deporte parecido al béisbol donde el que realizaba tres anotaciones con bolas sucesivas conseguía un hat trick— y del cricket al fútbol. En una ocasión le pregunté a un grupo de periodistas qué significaba la dichosa frasecita que repetían constantemente. Nadie supo contestarme salvo lo ya sabido: que era meter tres goles. Uno de ellos me dijo que venía de had three, esto es: «tenía tres» en inglés, quizás imbuido por la semejanza fonética entre hat (sombrero) y had (tenía), y entre three (que suena zree) y trick. Otro, que sabía un poco más de inglés, me explicó que era «sacar un conejo de la chistera», de ahí lo del «truco del sombrero». Una explicación genial, pero inventada. Lo cierto es que ninguno de ellos sabía en realidad de lo que estaba hablando. Y este es el problema: que a menudo en televisión se habla de lo que no se sabe. Basta con que la palabra sea inglesa para que sea utilizada sin más miramientos.<br /><br />Pero no pretendo ser excesivamente crítico. Creo que es un acierto denominar de una manera especial un lance tan singular en fútbol como es conseguir tres goles. Especialmente en esta época de sequía goleadora. Lo que no me parece bien es utilizar una expresión inglesa que no significa nada para ninguno de nosotros. Sin embargo, lejos de meterme en las trincheras y calar la bayoneta contra este barbarismo, yo veo más acertado pasar a la ofensiva y buscar alguna palabra española que se ajuste a la situación que queremos describir. Dicen que la mejor defensa es un buen ataque, y así voy a proponer algunas opciones a ver qué les parecen a ustedes.<br /><br />El mejor ejemplo que se me ocurre es «tricornio» por eso de que engloba el concepto de sombrero con el de tres. Lo malo es que no sé si quedará bien. Imagínense: «Tercer gol para Raúl que consigue un tricornio». No sé, no sé... quizás no sea lo más adecuado. Y no lo digo sólo por los tres cuernos... Otra posibilidad es utilizar la palabra «tresbolillo», como ya sabrán una difícil manera de hilar los tejidos. Pero tampoco me acaba de convencer: «Tresbolillo para Raúl que esta noche está inspirado». ¿A ustedes qué les parece? Una que a mí me gusta mucho es «triquitraque», que suena a tres por eso de «tri» y que además tiene que ver con quemar las redes rivales: «Triquitraque para Tsartas...» Otra posibilidad puede ser «trestanto» que significa exactamente eso, tres tantos: «Rivaldo consigue su cuarto trestanto de la temporada». A mí me gusta, la verdad. Aunque quizás lo mejor sea utilizar el simple y contundente «triple», que además, es lo que es y no otra cosa. O crear la innovadora —no figura en el diccionario— «triplete», en clara analogía al ya existente «doblete». Pero me temo que palabra tan castellana y tan simple jamás será aceptada por nuestros comentaristas deportivos a quienes les gusta todo lo contrario a la simpleza.<br /><br />En fin, de lo que no tengo duda es de que los hablantes suelen ser más sensatos que la mayoría de los periodistas cuando de aceptar anglicismos se trata, y por eso yo soy francamente optimista sobre el futuro del español y las influencias que recibe del inglés. Recuerdo que hace algunos años, un programa de televisión realizó un concurso entre sus espectadores en el que todos podían proponer palabras para decir en español el anglicismo zapping, esto es, cambiar de canal. La palabra ganadora fue «zapear», verbo que también admitía el sustantivo «zapeador» para referirse al mando a distancia. El telespectador que propuso la palabra la hacía derivar de la interjección ¡zape!: echar al gato. Fue un digno ganador. Pero la mejor de las propuestas fue una que, aunque no resultó vencedora, recibió una mención especial por su originalidad. La palabra en cuestión era el verbo «tequiyar». Su autor lo hacía derivar de la expresión castiza y andaluza ¡Te quieres ir ya!, que se suele contraer en ¡tequieriyá! y de ahí «tequiyar». Les confieso que la adopté desde el primer momento y todavía hoy, cuando estoy en casa y oigo a algún locutor deportivo decir que fulanito o menganito ha conseguido un hat trick lejos de mosquearme y parapetarme en la barricada, lo primero que hago es agarrar el zapeador y decir: «¡Ea, tequieriya!»<br /><br />* Este artículo fue publicado el 15 de mayo del 2000 en el Diario de Andalucía (Sevilla), pero su vigencia es indiscutible.<br /></div>Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-955301221252306827.post-22597009401476515172009-07-30T05:18:00.000-07:002009-08-18T15:12:49.158-07:00La lengua machista, según Mafalda<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjX7aLw2aK161todlS4C3Tb_wyrx4drNK0PKWiaUCAvfOtlk3pfysLR8uYh1wLN3vl_XKDHPkyEWW9AAYceRczyG0rBIcqofYLqHmfPuEAmLAMT7VuRHZct0jh99fcasnquUk2ghT1Kpfix/s1600-h/securedownload1.gif"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 299px; height: 148px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjX7aLw2aK161todlS4C3Tb_wyrx4drNK0PKWiaUCAvfOtlk3pfysLR8uYh1wLN3vl_XKDHPkyEWW9AAYceRczyG0rBIcqofYLqHmfPuEAmLAMT7VuRHZct0jh99fcasnquUk2ghT1Kpfix/s320/securedownload1.gif" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5364227595465150210" /></a><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjARntRRE00g0RsNXhF7BLdQDMMa3yKvXoxg0k6kkGst5UADZV_t4Lxiqj8pQ-UZ4uXwNFoel9vCVtlwxXafsFbyo7WjV1EH2UgHSuYXOktA9DZZQzSeRKrsgTpPru3Z_W07ILs0C5etl6q/s1600-h/securedownload.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 161px; height: 159px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjARntRRE00g0RsNXhF7BLdQDMMa3yKvXoxg0k6kkGst5UADZV_t4Lxiqj8pQ-UZ4uXwNFoel9vCVtlwxXafsFbyo7WjV1EH2UgHSuYXOktA9DZZQzSeRKrsgTpPru3Z_W07ILs0C5etl6q/s320/securedownload.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5364227264885532178" /></a><br /><br /><a onclick="return verocultar(this);" href="javascript:void(0);">[+/-]</a><div style="display: none;"><span style="font-weight:bold;">Zorro</span> = Héroe justiciero<br /><span style="font-weight:bold;">Zorra</span> = Pu-ta<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Perro</span> = Mejor amigo del hombre<br /><span style="font-weight:bold;">Perra</span> = Pu-ta<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Aventurero</span> = Osado, valiente, arriesgado.<br /><span style="font-weight:bold;">Aventurera</span> = Pu-ta<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Cualquier</span> = Fulano, Mengano, Zutano<br /><span style="font-weight:bold;">Cualquiera</span> = Pu-ta<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Callejero</span> = De la calle, urbano.<br /><span style="font-weight:bold;">Callejera</span> = Pu-ta<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Hombrezuelo</span> = Hombrecillo, mínimo, pequeño<br /><span style="font-weight:bold;">Mujerzuela</span> = Pu-ta<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Hombre público</span> = Personaje prominente. Funcionario público.<br /><span style="font-weight:bold;">Mujer pública</span> = Pu-ta<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Hombre de la vida</span> = Hombre de gran experiencia.<br /><span style="font-weight:bold;">Mujer de la vida</span> = Pu-ta<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Puto</span> = Homosexual<br /><span style="font-weight:bold;">Puta</span> = Puta<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Héroe</span> = Ídolo.<br /><span style="font-weight:bold;">Heroína</span> = Droga<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Atrevido</span> = Osado, valiente.<br /><span style="font-weight:bold;">Atrevida</span> = Insolente, mal educada.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Soltero</span> = Codiciado, inteligente, hábil.<br /><span style="font-weight:bold;">Soltera </span>= Quedada, lenta, ya se le fue el tren.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Dios</span> = Creador del universo y cuya divinidad se transmitió a su Hijo varón por línea paterna.<br /><span style="font-weight:bold;">Diosa</span> = Ser mitológico de culturas supersticiosas, obsoletas y olvidadas.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Suegro</span> = Padre político.<br /><span style="font-weight:bold;">Suegra</span> = Bruja, metiche, etc.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Machista</span> = Hombre macho.<br /><span style="font-weight:bold;">Feminista</span> = Lesbiana.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Don Juan</span> = Hombre en todo su sentido.<br /><span style="font-weight:bold;">Doña Juana</span> = La mujer de la limpieza.<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJztCtCaxXevrGxLqijUacs5co2hAvFcyI4vD6yoz9SdTzcnMZkUATn-DQ0cwSP0Ve8xLsxyCHa1jRxxd6TB2aRJ_voN_-81W_MchvDfMbFXf6M3Fp33-5kP_Kf4z8XTUKAkBYlewo7pPs/s1600-h/securedownload+2.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 206px; height: 240px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJztCtCaxXevrGxLqijUacs5co2hAvFcyI4vD6yoz9SdTzcnMZkUATn-DQ0cwSP0Ve8xLsxyCHa1jRxxd6TB2aRJ_voN_-81W_MchvDfMbFXf6M3Fp33-5kP_Kf4z8XTUKAkBYlewo7pPs/s320/securedownload+2.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5364228446518206130" /></a><br /></div>Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-955301221252306827.post-29294153637608626462009-07-27T21:13:00.000-07:002009-07-27T21:23:55.196-07:00La Academia Española ante el poder de los hablantes<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEib3hLxq5YdkKxvZABdpFzaafBidkOfYDwCVOjvXKyYoON0NbqbSHIwxJpYJqIDMFz0qvKH2KxKLrQyQgyJyDIti5r3Dwvj_0v1SrKHu8UUFfVJ_aPXaU8ueDu5gF_-bxmRreaSZFv94JMU/s1600-h/Real+Academia+Espa%C3%B1ola.jpg"><img style="float:left; margin:0 10px 10px 0;cursor:pointer; cursor:hand;width: 170px; height: 270px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEib3hLxq5YdkKxvZABdpFzaafBidkOfYDwCVOjvXKyYoON0NbqbSHIwxJpYJqIDMFz0qvKH2KxKLrQyQgyJyDIti5r3Dwvj_0v1SrKHu8UUFfVJ_aPXaU8ueDu5gF_-bxmRreaSZFv94JMU/s320/Real+Academia+Espa%C3%B1ola.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5363360855180131618" /></a><br /><span style="font-weight:bold;">Por Manuel Seco</span> (extracto publicado en <a href="http://www.elcastellano.org">La página del idioma español</a>)<br /> <br />Para el hablante español medio, la autoridad máxima, algo así como el tribunal supremo del idioma, es la Real Academia Española. Esta institución oficial nació, en 1713, con un carácter exclusivamente técnico (diferente del de hoy, que es en gran parte honorífico) y con una finalidad muy definida, que está de manifiesto en su lema: Limpia, fija y da esplendor.<br /><a onclick="return verocultar(this);" href="javascript:void(0);">[+/-]</a><div style="display: none;">Es decir, su misión era, basándose en el uso de los mejores escritores, establecer una forma precisa y bella de la lengua, exenta de impurezas y elementos superfluos. Con tal objetivo, compuso la Academia su célebre Diccionario en seis volúmenes llamado "de Autoridades" (1726-1739), y más tarde su Ortografía (1741) y su Gramática (1771). La autoridad que desde un principio se atribuyó oficialmente a la Academia en materia de lengua, unida a la alta calidad de la primera de sus obras, hizo que se implantase en muchos hablantes -españoles y americanos-, hasta hoy, la idea de que la Academia "dictamina" lo que debe y lo que no debe decirse. Incluso entre personas cultas es frecuente oír que tal o cual palabra "no está admitida" por la Academia y que por lo tanto "no es correcta" o "no existe".<br /><br />En esta actitud respecto a la Academia hay un error fundamental, el de considerar que alguien -sea una persona o una corporación- tiene autoridad para legislar sobre la lengua. La lengua es de la comunidad que la habla, y es lo que esta comunidad acepta lo que de verdad "existe", y es lo que el uso da por bueno lo único que en definitiva "es correcto".<br /><br />La propia Academia, cuando quiso imponer una determinada forma de lengua, no lo hizo a su capricho, sino presentando el uso de los buenos escritores. La validez de un diccionario o de una gramática en cuanto autoridades depende exclusivamente de la fidelidad con que se ajusten a la realidad de la lengua culta común; ninguna de tales obras ha de decirnos cómo debe ser la lengua, sino cómo es, y por tanto su finalidad es puramente informativa. Se puede buscar en ellas orientación, no preceptos.<br /><br />La actitud de reverencia ciega a la Academia, unida a la adhesión literal a uno de los principios de fundación de ésta, da lugar a la posición purista, que rechaza cualquier palabra nueva por ser extranjera o simplemente por ser nueva. El punto de partida de esta postura es el de suponer que una lengua es una realidad fija, inmutable, perfecta; ignorando que tiene que cambiar al paso que cambia la sociedad que la habla, y que, al ser un instrumento al servicio de los hablantes, éstos la van adaptando siempre a la medida de sus necesidades.<br /><br />Pero no debe confundirse el purismo, tradicionalista y cerrado, desdeñable por absurdo, con una conciencia lingüística en los hablantes -realista y crítica a la vez- que con sentido práctico sepa preferir, entre las varias formas nuevas que en cada momento se insinúan, las más adecuadas a los moldes del idioma, y que, reconociendo la necesidad de adoptar extranjerismos, sepa acomodarlos a estos mismos moldes. El desarrollo de tal conciencia lingüística sería uno de los mejores logros de una buena enseñanza de la lengua.<br /><br />Si la lengua es de todos; si nadie, ni Academia ni gramáticos, la gobiernan ¿cómo se mantiene su unidad? Ya hemos dicho que el instinto general de conservar el medio de comunicación con los demás, necesidad de toda sociedad, es lo que frena y contrarresta la tendencia natural a la diversidad en el hablar. Este instinto es el que establece las normas que rigen en cada comunidad.<br /><br />Aunque es indudable la existencia de una norma en la lengua, también es innegable que no existe "una" norma. La supernorma, la norma general, es, desde luego, la lengua culta escrita, que presenta una clara uniformidad básica en todo el mundo hispanohablante; pero el uso cotidiano se fragmenta en normas menores, variables según la geografía y según los niveles, que, sin romper la unidad general del idioma,, ofrecen a menudo matices muy peculiares. A esta variedad de normas, y no sólo a una dogmática norma unitaria, debe atender una enseñanza realista de la lengua, en beneficio de los hablantes y de la propia lengua. </div>Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-955301221252306827.post-26283708065892466422009-07-19T08:06:00.000-07:002009-07-21T15:21:11.508-07:00América, Andalucía y los dos bandos de la lenguaLuis Carlos Díaz Salgado, linguista<br /><br />América se está cobrando la deuda que la lengua española tiene con Andalucía. El impulso que los millones de hispanohablantes americanos han proporcionado al castellano es tal que incluso los lingüistas más conservadores están comenzando a aceptar que Castilla, la cuna del idioma, ya no es el centro del idioma. Como si de un Bolívar reencarnado se tratara, el español de América va camino de liberar a la lengua común de la opresión sufrida durante siglos. Una opresión fomentada y mantenida por aquellos para los que sólo había un español correcto: el de Castilla. Necios. Se creían lingüistas y no eran más que censores. Pero han hecho mucho daño. Han confundido, marginado, maltratado y deformado la conciencia lingüística de la gente basándose en conceptos que nada tenían que ver con la lingüística, sino con el poder. ¿Cómo entender si no que lo que se consideraba correcto no tuviera nada que ver con lo que era normal? Ha habido muchos Torquemadas de la lengua. Sin embargo, la importancia cada vez más evidente del español americano está empezando a cambiar las cosas.<br /><a onclick="return verocultar(this);"href="javascript:void(0);">[+/-]</a><div style="display: none;">Me imagino que para muchos debe de ser difícil de entender que el seseo haya sido considerado en España un vulgarismo, que vulgar haya sido aspirar las s y pronunciar las j de manera suave, que vulgares han sido tantos otros rasgos fonéticos y léxicos que compartimos andaluces, canarios y americanos. Es difícil de entender, pero esta ha sido la realidad vivida durante cinco siglos. Ya en 1492 cuando Nebrija, sevillano, publicó la primera Gramática de la Lengua Castellana, Juan de Valdés, defensor de la norma toledana, consideró poco menos que ofensivo que un andaluz, «con su manera viciada de hablar» osara emprender tan ardua y digna tarea. Magnífico escritor Valdés, pero pésimo lingüista. Y grosero. Hay más casos: Manuel Alvar, en su Manual de dialectología hispánica, recoge el siguiente comentario que hace Amado Alonso en su obra De la pronunciación medieval a la moderna en español:<br /><br />El idioma que llevan los españoles por Europa en su nuevo papel de hegemonía es el español que, teniendo por base el hablar toledano, se impone sobre todas las variedades regionales para ser el idioma de todos los españoles.<br /><br />Pero lo que no dice Alonso es que el español que emigra a América no es el de Toledo precisamente, sino el de Sevilla. Un desliz imperialista. Lo siento por él, pero nada queda de aquel español en Flandes, mientras que en América está hoy la base del idioma. Andaluces y americanos tenemos mucho en común, y no hablo sólo de los antepasados. La influencia lingüística andaluza en América es evidente, sobre todo la que vino del antiguo Reino de Sevilla, esto es Huelva, Cádiz y Sevilla. En los primeros años de la conquista el número de andaluces, sobre todo sevillanos —y especialmente sevillanas— que emigran dobla al de cualquier otra región de España. Es cierto que después llegaron al nuevo continente muchos vascos, extremeños, catalanes y castellanos. Pero la base idiomática, sobre todo en cuanto a pronunciación, ya estaba asentada. Venezuela se llamó Nueva Andalucía y, todavía hoy, sihuiya es sinónimo de español en caribe. Que muchos lingüistas españoles hayan llegado a poner en duda la conexión entre Andalucía y América demuestra hasta qué punto el partidismo ha campado a sus anchas en la lingüística peninsular.<br /><br />Muchos son los rasgos que compartimos andaluces y americanos. No todos, evidentemente. Espero poder hablar de ellos en posteriores artículos, pero hay uno que llama poderosamente la atención. Tanto en Andalucía como en América se considera que el español de más prestigio, el de más alto nivel, sigue siendo el español de Castilla. No podía ser de otra manera. Y hay razones que lo justifican. El castellano, allá por el siglo X, se impuso en la Península a otros dialectos del latín como el astur-leonés o el mozárabe. Más tarde, en el siglo XIII, Andalucía occidental es reconquistada a los moros y posteriormente repoblada con extremeños, leoneses y castellanos. Los nuevos colonos traen consigo su nueva lengua. Y así, lo que hablamos hoy en Andalucía y América no es pues, estrictamente, un dialecto del latín, sino un dialecto del castellano. Este matiz es importante. Pero, y puesto que la mayoría de los hablantes de español creemos que el prestigio de la lengua reside en Castilla, Castilla tiene la obligación de ser ecuánime. Y durante mucho tiempo no lo ha sido. Todo lo que se alejaba de la norma toledana era inmediatamente tachado de vulgar, de barriobajero, de chabacano. El padre, por decirlo metafóricamente, se avergonzó del acento de su hijo. Y tras la vergüenza vino el maltrato y la marginación. Todavía hoy en día hablar con acento andaluz en España es sinónimo de mal hablar.<br /><br />Las autoridades lingüísticas españolas, con la Real Academia a la cabeza, tienen una deuda con los hablantes. No me extraña que Roberto Hernández Montoya en su artículo La Real Academia tiene mala ortografía se sienta ninguneado, zurdo, andaluz, indiano... cuando comprueba cómo la Real mantiene su postura acientífica a la hora de describir los sonidos de la lengua. Según la Real, el sonido de la ll es lateral, ...aunque casi nadie la pronuncie así. Argumentos de este tipo han sido los que han provocado que la gente no sepa bien a qué atenerse. Si quienes tienen que describir la lengua no lo hacen, ¿para qué sirven entonces?<br /><br />Decía al principio que América se está cobrando la deuda que el español tiene con Andalucía. Pero no entiendan que hablo de venganza. En esto de la lengua, si hay bandos, no son el americano y el español, o el andaluz y el castellano, sino el de los que pretenden que el idioma sea un ente inamovible y los que entendemos que para mantener la unidad hay que conservar la diversidad. Conservarla y respetarla. Y difundirla. El vigor y la variedad del español americano han hecho posible, están haciendo, que algo comience a cambiar. Pero aún queda mucho por hacer. Y un buen campo para empezar son los medios de comunicación. Unos medios que han servido tradicionalmente en España para discriminar a los hablantes. Todavía hoy en el Libro de estilo de TVE, la emisora pública de España, se dice cuando se hace referencia al seseo: «Sólo se utiliza en Andalucía, Canarias e Hispanoamérica». ¡Sólo! ¿Será posible tamaño despropósito? Es como si dijésemos que sólo el 90 por ciento de los surafricanos son negros. Un dislate, vamos. Hay más ejemplos. En el Libro de estilo de Telemadrid, la televisión pública de la capital de España se dice lo siguiente también con respecto al seseo: «Su uso se produce por incuria o incumplimiento». Incuria, por si desconocen el término, significa dejadez. En otras palabras que la amplísima mayoría de hablantes de español somos, sois, unos vagos redomados. Estupidez semejante no tendría mayor importancia si no fuera porque usualmente los libros de estilo están revisados por reputados lingüistas para los que este tipo de afirmaciones son simples pecadillos sin mayor importancia. Esta es la discriminación, soterrada en ocasiones, que hemos venido padeciendo en mi país, España. Todavía hoy no hay un solo presentador de noticias que sesee. No me extraña. A nadie le gusta perder su trabajo.<br /><br />Si como parece el futuro del español está en América, hay que analizar con cuidado lo que sucede en América. Ahora parece que se pretende crear un español neutro que sea utilizado en los medios de comunicación. ¡Qué barbarie! Yo prefiero escuchar a cada uno con su acento. Al cubano con su acento de Cuba, al venezolano con su acento de Venezuela, y al español con su acento español, sea sevillano o salmantino. El peligro, si es que lo hay, no es que el idioma se disgregue —como tanto insiste la Real— sino que, como en España durante tantos siglos, las naciones y los hablantes de América no quieran escucharse unos a otros. Que a cada nación le repela el acento de la nación vecina. Que el acento de cada uno sea motivo para que sea rechazado. España está aprendiendo de América. Esperemos que América no cometa el mismo error que cometimos los españoles.</div>Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-955301221252306827.post-29653034260755360982009-07-11T05:35:00.000-07:002009-07-18T05:08:25.298-07:00Agencia Reuters pone en la web su manual de periodismoDel blog <a href="http://knightcenter.utexas.edu/blog/">Periodismo en las Américas</a><br /><br />El manual, que rige a todos los periodistas de Reuters no había estado disponible en forma gratuita al público hasta ahora, pero la compañía británica decidió ofrecerlo como un servicio y de paso ser más transparentes con la audiencia. En la era del periodismo ciudadano, el manual es "un buen punto de partida para los que están emergiendo como reporteros", dice Dean Wright, editor mundial de Innovación y Estándares de Noticias de la agencia.<br /><br />El manual, en inglés, contiene secciones sobre normas y valores, incluidos los 10 absolutos del periodismo Reuters; una guía de estilo general y otra sobre deportes; un instructivo sobre las operaciones de la agencia, y una sección de orientación especializada, que aborda temas como la atribución de fuentes, los peligros legales, el uso de internet en los reportajes y cómo lidiar con amenazas y quejas.Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-955301221252306827.post-66239432107518857172009-07-06T10:43:00.000-07:002009-07-25T10:21:31.700-07:00Los voceros voceras de la Academia del Insulto<span style="font-weight: bold;">Por Luis Carlos Díaz Salgado</span>, sociolingüista.<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZDusGX_JzS2G71k9D3SP8TAnh43Jnlhe3H9d_Dela8rLHE0Go6Pd878rCSGA3Ce-wapCGG4bZ8iFKSXNHsdGJGORroRnH6BnMDoI3l5bBD6wwgAtCyfONt4BpLTFqQXrXsA3si1OWc6xL/s1600-h/20080701142755-libro-abrazando-muchacha.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer; width: 242px; height: 320px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZDusGX_JzS2G71k9D3SP8TAnh43Jnlhe3H9d_Dela8rLHE0Go6Pd878rCSGA3Ce-wapCGG4bZ8iFKSXNHsdGJGORroRnH6BnMDoI3l5bBD6wwgAtCyfONt4BpLTFqQXrXsA3si1OWc6xL/s320/20080701142755-libro-abrazando-muchacha.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5355405334344984098" border="0" /></a><br /><span style="font-weight: bold;"><br /><br /><br /></span><span>Menuda la ha liado la ministra de Igualdad con su ocurrencia de llamar miembras a las miembras de no sé qué institución. Dicen los que dicen que saben de esto —nuestros queridos puristas y académicos de pro—, que a la miembra del gobierno se le ha notado la vena feminista en demasía, y que nadie puede hacer con la lengua su santa voluntad; que hasta ahí podríamos llegar; que para eso ya están ellos, los salvaguardas del idioma correcto y de la pureza lingüística tradicional.<br /><br />El caso es que, aprovechando que la ministra ha pedido a la Real Academia que admita el nuevo palabro en su diccionario (ándese con ojo, ministra, que no sabe usted bien con quién se las gasta en estos asuntos), han sido varios los escritores y académicos de la lengua en acudir a los periódicos para negar la corrección del término miembra, al que, como poco, han calificado de «aberración» y «burrada». Así, y según recoge el diario El País, para Fernando Savater, Juan Manuel de Prada y Javier Marías, decir miembra es una «estupidez», una «sandez» y una «muestra de feminismo salvaje». Magnífica lección gramatical, sí señor; y elegante, sobre todo elegante.<br /><br />Bastaría con haberle contestado a la ministra que la misión de la Academia no es establecer qué palabras pueden o no pueden entrar en el diccionario, sino que su labor consiste en recoger las que realmente se emplean: con esta declaración tan simple habría sido suficiente, y todo ello sin ni siquiera entrar en disquisiciones morfológicas, que esa es otra. Pero no, había que dejar claro con algún que otro improperio —dedicados sobre todo a las odiosas feministas y a las ministras incautas— que nadie puede cambiar la lengua a su antojo, y mucho menos sin contar antes con la aquiescencia de la Academia y la de sus oráculos de la corrección. Y aquí es justo donde se equivocan estos críticos; y lo hacen tanto en el fondo como en las formas.<br /><br />Porque, guste o no, cualquiera, incluidos los ministros, puede usar las palabras que le resulten más adecuadas, incluso aunque estas voces sean un puro invento, como es el caso; de la misma forma que también cualquiera es libre de rechazar las que le parezcan absurdas o agramaticales. Vaya, que si yo estoy empleando la voz miembra en este artículo es porque no le veo nada malo a la palabra —salvo su novedad—, pero no por ello fuerzo a nadie a seguir mi ejemplo. Comprendo, además, que habrá quien se ría o se sonría (siempre lo nuevo resulta extraño e incluso chocante), pero de ahí a caer en la grosería, la ordinariez y la descalificación personal, como han hecho algunos académicos, escritores y periodistas, va todo un mundo.<br /><br />Especialmente grosero con la ministra se ha mostrado el hasta hace poco vicedirector de la Real Academia Española, Gregorio Salvador, en su tiempo dialectólogo y hoy en día portavoz ideológico de la RAE. Siempre presto a la gresca lingüística, y haciendo gala de su habitual estilo guerrillero, Salvador también ha tachado de «estupidez» el uso de la voz miembra, a la par que ha llamado «estúpidos e ignorantes» a quienes osan emplear esta palabra. Para rematar tan moderada intervención ante la prensa, Gregorio Salvador ha recomendado a Bibiana Aído que «escriba a la RAE si quiere que el término se incluya en el diccionario»; que escriba y que luego espere bien sentadita, claro está, porque como ha enfatizado el propio Salvador, «siempre tenemos locos que escriben a la Academia pidiendo cosas peregrinas». En otras palabras, que la Real Academia Española admitirá a las miembras cuando las ranas críen pelo.<br /><br />Lo curioso de esta historia es que no sería nada raro que los batracios acabaran luciendo melena (algo bastante común en asuntos lingüísticos), y bien podría ocurrir que Gregorio Salvador y compañía tuvieran que envainarse sus comentarios, tal y como hicieron los que en su día despotricaron contra médicas, arquitectas, juezas, presidentas, fiscalas, concejalas, modistos y azafatos; por poner sólo algunos ejemplos de voces inusuales en su momento, pero ya admitidas —aunque de muy mala gana— por la RAE, que comprueba con indisimulado enfado cómo la gente las emplea con normalidad, a pesar de que ella misma las condenara en un principio.<br /><br />Así parece reconocerlo el segundo Salvador de nuestra historia, el también lingüista y académico Salvador Gutiérrez, quien —admitiendo el matiz feminista del término miembra, pero recordando el abecé de la profesión lingüística— ha afirmado que «la última palabra la tiene siempre el pueblo», y que si alguien introduce un cambio y el cambio es admitido por el pueblo, pues sanseacabó. Bien dicho: así es como dirime este tipo de disputas un verdadero estudioso de la lengua; y este es el mensaje de sensatez y mesura que divulga un auténtico lingüista para fomentar el respeto mutuo entre todos los hablantes. De ahí que sea tan necesario que el concepto de corrección lingüística no quede en manos de puristas gruñones, periodistas malhablados y escritores oportunistas.<br /><br />Quizás les parezca curioso que dos lingüistas como Salvador Gutiérrez y Gregorio Salvador puedan abrigar ideas y actitudes tan diferentes sobre el mismo tema, especialmente si tenemos en cuenta que ambos son, además, miembros de la Real Academia Española. Pero todo se torna diáfano si recordamos que Salvador Gutiérrez es un científico de prestigio que lleva sólo unos meses en la institución; al contrario que Gregorio Salvador, que es uno de los miembros más veteranos de la RAE. Se hace evidente que el virus academicista todavía no ha tenido tiempo de dañar el intelecto de Salvador Gutiérrez, mientras que el sistema neuronal de Gregorio Salvador está ya irremediablemente perdido, y de ahí que pierda su objetividad científica con la misma asiduidad con la que pierde la educación y los modales.<br /><br />Porque, no satisfecho con tachar de ignorantes, locos, tontos y estúpidos a quienes tengan la osadía de usar su lengua como mejor les venga en gana, (por cierto, ministra, infórmese un poquito mejor antes de meterse en estos berenjenales), el vocero más voceras de la RAE ha llegado incluso a recriminar la labor gubernamental de Bibiana Aído, a quien ha pedido que «se deje de bromas y se ocupe de resolver problemas de desigualdad preocupantes que hay en España, como las dificultades que tienen los padres en algunas comunidades para que sus hijos estudien castellano». Y chúpate esa, ministra; que nada hay mejor para cosechar aplausos en el ruedo ibérico que mezclar churras feministas con merinas catalanistas.<br /><br />Sin embargo, y ya puestos a exigir responsabilidades, la ministra de Igualdad debería hacer eso mismo con la RAE, un organismo pagado con el dinero de todos cuyas señas de identidad son el conservadurismo, el machismo y la endogamia (y ahora también la chulería y el mal gusto, por lo que hemos podido leer en la prensa). Quizás ha llegado ya el momento de que el Estado tome medidas para evitar que en la institución estatal encargada de recoger los usos más habituales de nuestra lengua, científicos del lenguaje de la talla de Salvador Gutiérrez tengan que compartir asiento con escritores pepesabidillos metidos a gramáticos, filólogos trasnochados con delirios ultras y algún que otro amiguete despistado y suertudo que pasaba por allí. Alguna excepción hay entre tanta medianía lingüística, caso de Salvador Gutiérrez, Manuel Seco, Ignacio Bosque o Francisco Rico; pero eso es lo irónicamente grave, que los lingüistas sean las excepciones en una academia de la lengua.<br /><br />Por lo tanto —y en vez de pedirle a la RAE que incluya tal o cual palabro en el diccionario—, lo primerito que debería hacer la ministra de Igualdad es exigirles a los académicos que expliquen y aclaren cuáles son los méritos necesarios para convertirse en tales. Quién sabe, quizás así los estúpidos, los locos y los ignorantes que creemos que otro mundo y otra Academia son posibles llegaríamos a entender que en una institución lingüística compuesta por 46 miembros sólo haya tres mujeres, tres solitarias miembras que además ni siquiera son lingüistas. Y esto último es lo que hace que la bancada académica resulte definitivamente grotesca.<br /><br />Resumiendo, que el Estado financie corporaciones patriarcales y endogámicas como nuestra Real Academia del Insulto es tanto o más bochornoso y denunciable que el que a una ministra bisoña le dé por decir miembra, cancillera o ujiera. Esto último puede provocar la risa floja durante algunos días, pero lo primero causa una vergüenza tan permanente y un sonrojo tan duradero que uno se pregunta cuándo tendremos un gobierno con la sensatez necesaria para modificar de una vez los Estatutos de la Real Academia Española. Porque ya va siendo hora de que en la principal institución normativa de nuestra lengua estén sentados los verdaderos estudiosos del idioma —sean hombres o mujeres—, y no cualquier sobrino de su tío elegido por el igualitario método del dedazo: y esta sí que es una tarea digna de un ministerio de Igualdad. Ya les digo, ojalá ese gobierno llegue algún día y ojalá sepa devolverle a la Academia de la Lengua el cariz científico que nunca ha tenido. Los lingüistas lo celebraríamos; y las lingüistas imagino que todavía más.</span><span style="font-weight: bold;"><br /><br />Sevilla, 12 de junio del 2008<br /><br /></span>Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-955301221252306827.post-88266702144276993692009-07-03T09:06:00.000-07:002009-07-08T09:37:52.484-07:00El diccionario de dudas de la Academia<font style="font-weight: bold;">José Antonio Millán</font> (<a href="http://jamillan.com/">Página personal de José Antonio Millán</a>)<br /><br /><br />Con la edición de este diccionario, la Academia (junto con las demás academias de la lengua española) ha tratado de cortar de un solo tajo el nudo gordiano en el que se entrelazaban muy distintos tipos de inseguridades lingüísticas de los hispanohablantes.<br />En primer lugar están los variados problemas que tratan los “diccionarios de uso” y los libros de estilo de medios de comunicación. Por ejemplo: acentuación (¿gurú o guru?), formación de plural (¿caracteres o carácteres?), género (¿el o la duermevela?, ¿existe cancillera?), proximidad de forma (infringir/infligir), complementos pronominales (¿su padre la pegaba o le pegaba?), verbos irregulares (¿cimentar o cimientar?), construcción preposicional de verbos o sustantivos (gusto por, para, de), etc. También están las dudas sobre ciertos nombres de lugar: ¿Fiyi, Fiji o Fidji?, y ¿cómo se llaman sus habitantes?<br />Lo novedoso de esta obra es que para abordar un notable conjunto de cuestiones se ha tenido en cuenta sistemáticamente el español de América Latina. En pronunciación: guión se reconoce monosílabo en México y Centroamérica y bisílabo en el resto; léxico: la w se llama uve doble, doble ve o doble u, según los lugares; o régimen preposicional: informar de que en España e informar que en casi toda América. Aparecen normalizados temas centrales como el seseo —que con su predominio americano y peninsular meridional resulta mayoritario en el español— o el voseo. Así, la pronunciación de íncipit figura como [ínsipit, ínzipit] (¡primero la forma con seseo!), y la conjugación de ser comienza: “soy / eres (sos)”. Esta última medida es revolucionaria incluso para América, en cuyo sistema educativo y lengua escrita el voseo sólo ha tenido una entrada muy reciente.<br />El aspecto negativo de esta actitud abierta es que, paradójicamente, el presunto carácter normativo de la obra se resiente. Como ha explicado muy bien José Martínez de Sousa, las obras estrictamente normativas de la Academia son su Diccionario, la Ortografía y la Gramática, con las que el DPD (en la sigla que ya se ha consagrado) entra a veces en conflicto [1]. Y sobre todo: este diccionario con mucha frecuencia no toma partido por una forma (no es normativo, en sentido estricto), sino que más bien es descriptivo, levantando acta de diversos usos, sin decantarse por ninguno (véase más abajo el ejemplo de jersey).<br /><br />Extranjerismos<br />Una cuestión siempre abierta son los extranjerismos. Cuando en 1927 la Academia creó, paralelamente al diccionario habitual, un Diccionario manual, incluyó en él muchas nuevas palabras, comunes y técnicas, de las que no podía presumirse si llegarían a “arraigar en el idioma". El Diccionario manual se discontinuó, como se dice en América, y numerosas voces extranjeras a medio digerir se vieron introducidas en la vigésima segunda edición del diccionario académico. No era ése su sitio, como se señaló en su momento, y por fortuna la aparición de este nuevo diccionario permite traerlas a él.<br />La obra registra los extranjerismos arraigados, con su pronunciación (blues), aunque no siempre (hardware). Por lo general se intentan pasar a la grafía española: yóquey para jockey, flas para flash y zum para zoom. El problema es que esta solución tiene consecuencias disgregadoras:<br />quien pronuncie [jerséi] escriba jersey, quien pronuncie [yérsey] escriba yérsey y quien pronuncie [yérsi] escriba yersi<br />Cuando hay alternativas a lo que se llaman "extranjerismos crudos", se proponen (patrocinador en vez de espónsor). Si las mejores opciones pertenecen al español de América, se recomienda su uso también en España (aerobismo para footing o jogging). Se busca siempre un consenso dentro de la norma culta hispánica (de ahí la labor conjunta de todas las academias), a sabiendas de que en muchos casos ésta está aún haciéndose. Ante cualquier uso se aporta primero un abanico de variantes, y éstas se ilustran con citas de fuentes de los países hispanohablantes, incluidos los EEUU (la inclusión de citas no se hacía desde el primer diccionario académico, el de Autoridades, en el siglo XVIII, pero es rasgo constante de los buenos diccionarios modernos, como el Diccionario del español actual). Tras la discusión razonada de las distintas opciones aparecen fórmulas como “se desaconseja”, “deben evitarse”, o bien “debe preferirse”, “se recomienda”, que recuerdan que estamos ante un terreno en constante movimiento... Esta encomiable cautela privará, por fortuna, de argumentos a los talibanes de la lengua, siempre dispuestos a ser más papistas que el Papa [2].<br />Las reglas de acentuación, división de palabras, etc., que estaban en la Ortografía de la lengua española de 1999, se han incorporado asimismo al DPD, con algunas modificaciones con respecto a dicha obra. También figuran en él aspectos ortotipográficos (como la colocación de los signos de puntuación cuando hay comillas, o cómo citar las fechas abreviadamente, etc.), que se exponen de forma taxativa, a pesar de ser materia opinable, y en la que existen distintas escuelas.<br />El diccionario da acceso alfabético a las palabras dudosas, pero también presenta artículos temáticos (LAÍSMO o PUNTOS SUSPENSIVOS: he aquí la lista completa). Estos, ligados a un útil Glosario de términos lingüísticos, constituyen pequeños tratados, que en algunos casos adelantan contenidos de la futura Gramática académica en la que está embarcado Ignacio Bosque. El lenguaje del diccionario es por lo general llano y adecuado a su público (sobre cuál sea éste, véase más adelante), salvo algún tecnicismo no explicado, como “resalte tipográfico” (que se podría definir como el "recurso tipográfico para destacar una porción de texto entre otras, por ejemplo poniéndolo de cursiva si el resto va en redonda, etc.").<br /><br />“Manda un cibermensaje a mi ciberpágina para montar una cibercharla”<br />Una útil tarea que está empezando a cumplir el Panhispánico es buscar consenso para el vocabulario técnico usual, como el relacionado con Internet, que hasta ahora tenía un tratamiento irregular [3]. Así, frente a click se reconoce el uso de clicar, cliquear y hacer clic; en vez del link se propone enlace o vínculo (aunque se olvida el mexicano liga); dominio, bajar (un archivo) o las abreviaturas PC y Mb aún no constan, pero sí blog, back-up, emoticono o DVD...<br />No parece muy afortunado, sin embargo, el intento de resolver de un plumazo las dificultades que plantean las palabras más famosas de Internet usando el prefijo ciber- (que, si bien fue muy productivo al final de los años noventa, hoy está prácticamente reducido al cibercafé). Así, para email (que ni siquiera está recogido, sino en la forma e-mail) se propone el frecuente correo electrónico, pero también un inexistente cibercorreo; para chat, cibercharla o ciberplática; para (página) web, el americano página electrónica o ciberpágina.<br />En la Web aparece más de 16 millones de veces página(s) web y 400.000 veces página(s) electrónica(s) frente a menos de mil ciberpágina(s), según Google (para actualizar estos datos haga clic aquí: [4]). Si en otras entradas se dice “esta es la grafía asentada en español y, por tanto, la más recomendable”, en este tema sin embargo da la impresión de que el redactor corporativo no se ha resistido a la tentación de intentar dejar su huella en un vocabulario tan utilizado...<br /><br />Un diccionario ¿para quién?<br />¿A qué tipo de usuario está dirigido este diccionario? No se trata claramente de una obra "para todo el mundo", por ejemplo: los estudiantes y las personas de escasa cultura lingüística tendrán dificultad para manejarla, precisamente por lo que tiene de abierta y abarcadora. No es siempre un recetario, ni aporta soluciones. Cuando lo hace, no siempre se deberían seguir, so pena de producir un español que jamás escribió (ni a veces habló) nadie: exige, por tanto, un cierto discernimiento.<br />Su público más claro son los profesionales de la lengua (correctores, escritores, profesores, traductores, etc.), aunque dada la gran difusión que ha tenido la obra, muchos otros se acercarán a ella.<br />El adjetivo panhispánico en el título resulta altisonante y con resonancias de predominio político o lingüístico poco gratas [5]. Habría sido mejor simplemente Diccionario hispánico de dudas, pues ¿no es hispánico lo “perteneciente o relativo a la lengua y la cultura españolas”? La estructura interna (remisiones, etc.) y la edición son impecables, y sólo hay que lamentar que la nómina de autores y obras de donde provienen las citas, esté absurdamente a cuerpo mayor que el del diccionario (siendo una información secundaria), y ocupe más de sesenta de sus páginas: ¡para casos así están las webs complementarias de los libros (donde además es más fácil buscar obras o autores)! De hecho, en la web de la Academia ya está dicha nómina...<br />Más culpable es la omisión de las numerosas fuentes que el diccionario ha debido de utilizar, desde el Diccionario de dudas de Seco hasta las muy numerosas obras de consulta de José Martínez de Sousa, pasando por obras latinoamericanas equivalentes y libros de estilo de prensa y agencias. Ninguna obra científica nace de la nada, y menos este diccionario, con sus más de ochocientas páginas de comentario a cuestiones que, muchas veces, llevan décadas debatiéndose, incluidas algunas sobre las que la Academia nunca ha sido especialista, como la ortotipografía. Por supuesto, no sirve aquí como disculpa el repetido expolio sin mención que ha sufrido el Diccionario académico a lo largo de los años: semejantes prácticas ya son, por fortuna, infrecuentes, y hoy quienes menos deberían hacerlas son precisamente las Academias.<br /><br />La Academia y la Web<br />El DPD está íntegro en el sitio web de la Real Academia. Por cierto: el sitio como tal merece algunas mejoras; entre otras cuestiones: mantiene siempre la URL o dirección de la portada, lo que a alguien poco versado le puede impedir enlazar directamente a las páginas donde se encuentran los distintos materiales que contiene. Para acceder a la lista de artículos temáticos del DPD, por ejemplo, alguien sin mucho dominio del medio tendría que dar las siguientes instrucciones:<br />Vaya a http://www.rae.es/, haga clic en la columna de la izquierda, en 'Diccionario panhispánico de dudas'; en la página que aparezca, debajo de la caja de búsquedas, haga clic en la columna de la derecha en 'Articulos temáticos'<br />Naturalmente, se puede hacer trampa (mirando en la propiedades de la página con el botón derecho), como yo he hecho para remitir a la lista completa, pero ¿por qué no facilitar las cosas?<br />La Academia ha dado grandes pasos adelante poniendo en la Web a disposición del público hispanohablante sus materiales (lo que es de estricta justicia en una institución sin ánimo de lucro, que recibe tantos apoyos públicos —por no hablar de los privados— y que se propone difundir instrumentos para mayor bien de nuestra lengua). Sin embargo, le faltan pasos por dar. Por ejemplo: hoy en día es posible hacer directamente búsquedas en el Diccionario panhispánico y en el Diccionario de la RAE, pero ¿por qué no tener además un lemario de ambos en en línea? (un lemario es la lista de las palabras o temas que tiene el diccionario). En la consulta del DPD, por ejemplo, se lee la siguiente nota:<br />Para obtener resultados, la palabra o tema buscados deben coincidir con el lema de alguno de los artículos contenidos en el diccionario, por lo que se recomienda seguir al máximo las orientaciones para la búsqueda.<br />¿No sería más sencillo tener en línea el lemario que fuera enlazando a cada una de las palabras? Por ejemplo:<br />a<br />ab initio<br />ab intestato<br />ab ovo<br /><br />y así sucesivamente, hasta<br /><br />zum<br />Y lo mismo para el DRAE...<br />a<br />aba<br />ababol<br /><br />y así sucesivamente, hasta<br /><br />zuzo<br />Supongo que no pasará mucho tiempo sin que algún grupo de esforzados voluntarios amantes de su lengua, de los muchos que pueblan la Web, preste al público hispanohablante el buen servicio de preparar estos lemarios enlazados.<br /><br />NOTAS<br />[1] Sobre la normatividad, y otras muchas cosas: José Martínez de Sousa, El diccionario panhispánico de dudas, ¿cumple con su deber?<br />[2] Se oyen con frecuencia cosas del estilo de "está prohibido decir del 2006", cuando a) en la lengua no hay nada "prohibido", y b) lo que la Academia ha hecho —a mi juicio, y el de otros, indebidamente— es recomendar no poner artículo ante los años 2000 y posteriores, dejando claro que "Esta recomendación no implica que se considere incorrecto, en estos casos, el uso del artículo: 4 de marzo DEL 2000". Véase la entrada fecha, apartado 4c.<br />[3] Véase mi artículo: Los términos informáticos en el Diccionario de la Academia<br />[4] Se puede ver la comparación exclusivamente de página web con ciberpágina a fecha de hoy, aunque los histogramas que proporciona ese sitio web tienen mala proporcionalidad.<br />[5] Sobre el panhispanismo: Sombras del «panhispanismo», en Addenda & Corrigenda, 8 de mayo del 2006.Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-955301221252306827.post-33378066297170640632009-07-03T08:49:00.000-07:002009-07-08T09:37:52.484-07:00La RAE continúa tan prescriptivista como en 1713<i></i><span style="font-weight: bold;">Por Ricardo Soca</span>, periodista y editor de <a href="http://www.elcastellano.org/">La página del idioma español</a><br /><br />Nunca dejará de llamarme la atención la alegre desenvoltura con que la Academia Española se permite inventar palabras o grafías que no existen en la lengua, pese a las afirmaciones de sus miembros en el sentido de que "los únicos dueños de la lengua son los hablantes".<br /><br />Son bien conocidos en ese sentido los casos de "güisqui" y "cederrón", vocablos nacidos en los mullidos sillones de la RAE, pero hojeando el <i>Diccionario</i> encontraremos muchos otros casos de imposición despiadada del <i>diktat</i> académico sobre las preferencias de los hablantes. Un buen ejemplo es el de la designación de los <i>verbos pronominales</i>, tachada como "antigua" por la Docta Casa, que ahora recomienda llamarlos <i>verbos pronominados</i>. O el de los <i>verbos intransitivos</i>, que ahora deben llamarse "verbos neutros".<br /><br />Una sencilla búsqueda en Google permite comprobar que la preferencia de los hablantes constituye es un parámetro de poca importancia para los académicos. En efecto, si buscamos la forma "anticuada" <i>verbo pronominal</i> (la búsqueda debe hacerse entrecomillando las palabras) encontraremos 76.000 casos, mientras que para la forma<i> verbo pronominado</i>, consagrada como "correcta" por la Academia, el buscador muestra apenas 39 casos, una diferencia de 1.948 a uno. Análogamente, Google muestra 1.290 casos de la forma<i> verbo neutro</i>, recomendada por la RAE, contra casi 25.000 de la antigualla <i>verbo intransitivo</i>, que todos usamos.<br /><br />En cuanto a las ya citadas <i>güisqui</i> y <i>cederrón</i>, veamos: el nombre de la bebida aparece escrito en su forma inglesa en casi un millón de sitios en castellano, mientras que apenas 5.970 prefirieron la forma "castiza" <i>güisqui</i>, nacida de la creatividad de la RAE, al mismo tiempo que el obsoleto y anglicado <i>CD-ROM</i> figura en el buscador con casi dos millones de casos, contra sólo 15.500 del primoroso y casi desconocido <i>cederrón</i> (Obviamente, todas las búsquedas se hicieron en modo avanzado, seleccionando exclusivamente textos en castellano).<br /><br />A pesar de que muchas lenguas cuentan con sus academias para analizar los usos y definir las normas que de él se derivan, el castellano debe ser la única cuyos hablantes son tratados como niños de corta edad a quienes la autoridad lingüística debe enseñar la forma "correcta" de hablar y de escribir, inventando, cuando lo juzgare pertinente, palabras "más correctas" que las que el uso estableció.Unknownnoreply@blogger.com