Bajo este titulo, el blog "Club de Traductores Literarios de Buenos Aires" publica un artículo de Jorge Aulicino, poeta, periodista y director de la Revista Ñ de Buenos Aires, sobre la aparición del Diccionario de Americanismos de la Real Academia Española. Tomando como base las declaraciones del Secretario General de la Asociación de Academias de la Lengua Española, Humberto López, Aulicino pone en blanco sobre negro una realidad que a muchos "nos tiene los huevos al plato": el espíritu centralista, con rancio sabor imperial, que anima la normativa que pretende imponer la RAE a 45O millones de castellanohablantes, de los cuales 400 millones hablamos un castellano no español.
A continuación, el artículo de Aulicino.
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Un caballo como el de Troya para entendernos mejor
Por Jorge Aulicino
Ahora que el desgraciado terremoto en Chile convirtió el Congreso de la Lengua, que debía realizarse en Valparaíso, en un congreso virtual (se podrán ver en la red las ponencias), resulta más patético leer el texto que sigue, un recuadro en la edición del domingo pasado de Babelia, el suplemento de cultura de El País, de Madrid, cuyo tema de tapa es el idioma, en relación con el Congreso de la Lengua. El recuadro se refiere al Diccionario de Americanismos que ya apareció en España y aquí. Cada palabra de este breve texto parece acrecentar sus significados en medio de una nota más amplia cuyo copete asegura que el "español de América protagoniza el Congreso de la Lengua" y ahora que el Congreso no se celebra ya sobre tierra firme americana. Léase:
"El diccionario de americanismos es fundamentalmente un diccionario descodificador, explica el Secretario General de la Asociación de Academias de la Lengua Española, Humberto López. El objetivo es que la gente conozca una palabra o expresión de América y se sitúe. Así todos los textos escritos allá pueden ser entendidos en el mundo. Es un diccionario, según López, que "viene a llenar un vacío. Hasta ahora si alguien quería conocer algún americanismo tenía que comprar o leer el diccionario de Moringo que lleva treinta y tantos años". // Se trata de una idea centenaria y puesta en marcha en 1998 con el trabajo de las 22 academias. Cada una propuso, envió, revisó y aprobó las palabras y definiciones coordinadas en Madrid. El diccionario es el más completo del léxico americano, tiene 2.500 páginas, más de 70.000 entradas, unas 120.000 acepciones, sinónimos y variantes en la mayoría de las voces, etimología y procedencia de las palabras en la mayoría de los casos. "Es un aire fresco que entra sobre todo para el público español. Un trabajo rompedor desde la lexicografía en general", y concluye López: "Se lo debíamos a los hispanoamericanos".
Notas:
"Diccionario descodificador": El redactor cita nada menos que al Secretario General de la asociación que reúne a las Academias de 22 países de lengua castellana; se refiere –el mentor– a que los americanos debemos ser pasados en limpio, pues al parecer, hablamos todos un slang, un código;
"La gente": Sustantivo colectivo que parece englobar al mundo, exceptuados los americanos de habla castellana. En efecto, se trata de eso, pues el Secretario dice inmediatamente: "todos los textos escritos allá pueden ser entendidos en el mundo."
"Cada uno propuso, envió, revisó y aprobó las palabras y definiciones coordinadas en Madrid": el orden no permite percibir claramente cómo se hizo el trabajo, ya que al parecer primero las palabras se propusieron y enviaron, y luego se las revisó y aprobó, coordinadas (las palabras) en Madrid. La oración trasmite que ha habido un confuso trabajo, en el que quizá las palabras se iban aprobando a medida que se las "coordinaba";
"Un aire fresco para el público español": Confrontar con "la gente".
"Un trabajo rompedor": Probablemente, rupturista. Quizá, molesto (en el sentido americano, específicamente argentino, de romper los huevos);
"Se lo debíamos": ¿Los españoles coordinadores?
"A los hispanoamericanos": A todos ellos.
Me resisto, me debato, me contengo, me remuerdo, para no creer que este suelto ha sido dictado por algún improbable espíritu centralista del idioma, por una Casa de Indias de la lengua, pero está tan lleno de anfibologías y pleonasmos que me da espina. Que me cuelguen si los americanos somos un bloque lingüístico, por empezar, y si vale lo mismo, por ejemplo, decir aquí "pico" que decirlo en Chile, sin provocar allá una carcajada, al menos una sonrisa condescendiente. Y que me echen los galgos si no tenemos los americanos entre nos tantas cosas lexicográficamente distintas como los españoles con cualquiera de nosotros. Y que Dios y la Patria me lo demanden si entiendo que la Academia ha querido hacernos un regalo para que nosotros mismos nos entendamos. Y pongo los pies en polvorosa.
Si este criterio de la RAE, que convierte en un bloque de americanismos a los chilenismos, peruanismos, paraguayismos, mexicanismos, etc.; es decir a nuestros léxicos diversos; es decir, los léxicos de la mayor parte de los hispanohablantes; si este criterio, digo, es el mismo que debe regir las traducciones... en fin, estamos en el horno (argentinismo por “en dificultades serias”, o directamente, por “condenados”).